El Premio Nobel de la Paz es un hombre de mirada serena pero muy firme, y sus palabras reflejan toda una posición de vida. Buscamos entonces su pensamiento ya que, a través de la calle, el país está discutiendo grandes temas.
—Creo que hay un alto grado de intolerancia y de confrontación –explica Pérez Esquivel–. Y esto no ayuda a la construcción democrática del país. Fíjese que la riqueza de un país está dada por la diversidad. Nunca por la uniformidad. Y es muy importante que los ciudadanos escuchen diversas voces, como corresponde en una construcción democrática. No es posible llegar a la intolerancia porque entonces se levantan muros y se dividen las aguas como si todo tuviera que ser blanco o negro. Recordemos a aquel sindicalista que decía “conmigo o sinmigo”. Y me parece que las cosas no son así. Además, el Gobierno tiene la obligación de escuchar las voces del pueblo. De no ser así, estaremos entrando en un callejón sin salida en el que o se piensa como dice el Gobierno o el ciudadano se convierte en un enemigo. Y el pueblo no es un enemigo. Podemos escuchar distintas voces, distintos criterios, y deben ser oídos. Por eso siempre digo que no entiendo por qué los pueblos tienen que honrar a sus gobernantes cuando son, en cambio, los gobernantes los que deben honrar al pueblo a través de las acciones y la construcción democrática. Todo esto, claro, en el respeto a la diversidad. Y lo que le estoy diciendo tiene mucho que ver con esa convocatoria del jueves pasado, que ni siquiera fue una marcha. Una concentración de gente que salió a la calle por su cuenta. Y esto no estuvo organizado por ningún partido político. Se sumaron voces diversas, incluso contradictorias. Lo que yo vi personalmente no puede estar de acuerdo con aquellos que reivindican la dictadura militar o el nazismo. O con aquellos que se ponen un pañuelo blanco y dicen: “La Constitución está desaparecida”. Estas son aberraciones y estoy totalmente en contra de esas posiciones. Pero, en cambio, estoy de acuerdo con que la gente salga a manifestarse en una acción democrática. No veo tampoco por qué tanto alboroto porque la gente salió a la calle. Siempre salimos a la calle. Yo no estuve en esa oportunidad pero respeto a la gente que salió a la calle y manifestó. Me parece que esto es válido. Ahora bien, querer denigrar o descalificar porque la gente salió... Eso no es bueno para la democracia.
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