Moreno y la energía:
El secretario de Comercio Interior y el subsecretario del ministerio de Planificación Roberto
Baratta instaron a las industrias a que consuman menos y a las empresas de servicio a que
pusieran el aire acondicionado a 24 grados. “No hubo amenazas de mandar ordenanzas de cortes
obligatorios a las empresas ni nada por el estilo, pero sólo por ahora”, decían los
empresarios a Noticias no bien comenzado el pasado verano.
Moreno y los banqueros:
Uno de los ejemplos más emblemáticos es el de Jorge Brito, de Banco Macro. Moreno lo tiene en
la mira porque le reprocha que un amigo del Gobierno como él no baje las tasas de interés de su
Banco. Le reclama dar el ejemplo.
Moreno y las naftas:
A Antoni Brufau, de Repsol: Fue a patotear al español en sus propias oficinas para reclamarle
que baje el precio de la nafta. La petrolera no tuvo otra opción que aceptar.
También tuvo un encontronazo con Juan Aranguren, de Shell: Moreno le mandó al escribano
general de Gobierno por unas simples declaraciones y dice que lo quiere ver preso. Ningún
empresario salió a defenderlo.
Moreno y el Indec:
Moreno aprovechó su influencia en el Indec para apoyar una “solución” energética.
Suspendió la publicación regular del índice que mide la generación de energía y lo cambió por uno
que sigue la demanda. Así evita que quede expuesta la demora en la culminación de las obras que
anunció el Gobierno. Un ejemplo de las numerosas intervenciones para modificar los índices.
Moreno y los consorcistas:
La idea de una vigilancia por parte de los encargados de edificios relevar los aires
acondicionados existentes fue apadrinada por él. Apelaba que cada uno de los habitantes deje
de lado su propio comfort por el bien común, idea que no prosperó.
Moreno y las exportaciones:
Intentó una y otra vez cerrar las exportaciones de leche, carne o combustible como remedio a
la suba de los precios internos, abortando posibles inversiones, “anulando las condiciones de
crecimiento genuino a mediano y largo plazo”, tal como decía una nota de José Antonio Díaz de
Noticias, de enero de este año.
Moreno y los empresarios:
Entrevistados por Noticias, empresarios de diversos sectores que se negaron a dar su nombre,
dejaron ver una mezcla de “miedo y odio” hacia secretario de Comercio Interior, quien
provoca una especie de “pánico sectorial”. “Algunos sienten legítima cercanía con
el matrimonio Kirchner pero cuentan que no les sirve a la hora de recibir las presiones y amenazas
de este “superministro”.
Moreno y los economistas:
Cuando fue ratificado en el cargo, expresaron su preocupación remarcando la poca confianza
que tienen en su capacidad y en su estilo.
Respecto de la inflación, cada vez más consultores económicos se preocupan por difundir sus
propios índices inflacionarios. “Nosotros pronosticamos la inflación de Moreno, no la
real”, se atajaban en una nota de Fortuna.
Moreno y el resto del Gabinete:
Ya son míticos los enfrentamientos con el ministro de Economía Martín Lousteau, pero también
hubo otros. Por ejemplo, con el secretario de Agricultura Javier de Urquiza por el acuerdo lácteo y
el precio del trigo. Siempre ha logrado salir airoso, respaldado por los Kirchner.
Moreno y el lenguaje:
Utiliza palabras fuertes, y hasta gestos que cuestan ser descriptos. Pero nunca lo hace
cuando da cuentas a Néstor Kirchner, que lo tiene entre sus favoritos. Delante de él, ahora en
Puerto Madero, se cuadra y le dice “soy su comando, cuente conmigo”.
Fuente: Noticias y Fortuna