Héctor Capaccioli camina con la calma de un turista por el Nelson Mandela Square, uno de los shoppings más lujosos de Johannesburgo ubicado en Sandton, el barrio más exclusivo de la ciudad. El ex recaudador de la campaña electoral de Cristina Kirchner, investigado en la causa de los medicamentos truchos, acaba de comprar una remera de los Springbooks, la selección de rugby sudafricana y para descansar del día de shopping se sienta a tomar un helado junto a sus dos hijos varones.
Capaccioli llegó a Sudáfrica para ver a la selección: “ Fui al partido contra Grecia, contra México, voy a Ciudad del Cabo y después me vuelvo a la Argentina”, cuenta entusiasmado. Está tranquilo, relajado y no le molesta que le saquen fotos. Tiene un buzo de la Selección con la bandera argentina y del cuello le cuelga una credencial de la FIFA. Son las 6 de la tarde del miércoles 30 de junio y ni siquiera sospecha que en pocas horas en Buenos Aires, a 9.000 kilómetros de distancia, el juez Oyarbide lo citará a declarar por primera vez por su rol en la causa que investiga la mafia de los medicamentos.
A DECLARAR. En Sudáfrica el ex superintendente de Servicios de Salud se mueve sin problemas. Nadie lo reconoce y vive como un turista más. En la Argentina, la Justicia empezó a cerrarle los caminos. La citación que ahora definió Oyarbide había sido impulsada por el fiscal de la causa, Luis Comparatore, en varias oportunidades. Lo cierto es que hasta ahora el juez había intentado evitar la medida. En la misma citación también incluirían a Hernán Diez y Sebastián Gramajo, responsables financieros y políticos de la última campaña presidencial del kirchnerismo. A pesar de sus problemas con la Justicia, ambos siguen ligados al Gobierno: Diez trabaja en Lotería Nacional, y Gramajo tiene un cargo en la ANSES.