Para ella, él creció como político y está convencido de hacer “un cambio en serio”. Para él, ella resultó ser una dirigente mucho más seria y profunda de lo que pensaba. Elisa Carrió y Mauricio Macri están viviendo una relación –casi terapéutica– que sorprende a los dirigentes de sus entornos.
“Se siente respetada, tratada como una reina”, explican cerca de Carrió. Ella misma confiesa que en ninguna otra alianza se sintió así, por más que tratara con dirigentes de las denominadas “fuerzas afines”. En esos casos, sin embargo, ella se mostraba “enamorada” (ver recuadro) y finalmente terminaron en divorcios. Esta vez, juran en su entorno, es distinto.
Los divorcios y la plata, justamente, suelen ser temas recurrentes en sus charlas, que se dan casi todos los días. En la primera reunión, en la casa del macrista Emilio Monzó, el hielo recién se rompió cuando ella hizo un chiste sobre el dinero y el pasado de Macri. En un debate por la Ciudad, en TN, se saludaron y ante los flashes ella ironizó: “Estoy mucho más linda que él, pero con menos plata”. Él no tardó en responder: “No te creas, tengo dos divorcios a cuestas”.
La actual mujer de Macri, Juliana Awada, también es clave en la relación que supieron forjar dos de los principales constructores de Cambiemos. Se entiende muy bien con Carrió, quien la considera clave en “el nuevo Macri”. Y otra responsable es Gabriela Michetti, que durante mucho tiempo le insistió a Lilita que había un Macri que ella no conocía. Hoy, Carrió cree que estaba en lo cierto.
Con el pasar de los meses, las conversaciones entre ellos se volvieron una mezcla de análisis político con confesiones en un diván. Macri le llegó a contar sobre la relación con su padre, con el que recién en los últimos tiempos se volvió a acercar. ¿Quién le hace de terapeuta a quién? “Es mutuo”, responden desde la Coalición Cívica y el PRO. En la pata espiritual también parece que encontraron puntos en común. Ella, cristiana devota; él, abierto a nuevas ideas tras experimentar con el budismo.
En lo político, el candidato a presidente encontró en la diputada una buena consejera, al punto que parte de las estrategias de campaña surgió luego de sus charlas. Como contrapartida, le ofreció diversos cargos en un eventual gobierno. Pero Carrió no quiere saber nada con la gestión, sino que pretende para sus dirigentes espacios en organismos de control. Ella seguirá como diputada.
Las consultas entre ellos son permanentes. Hablan de estrategias de campaña y hasta de probables funcionarios. La semana pasada, por ejemplo, barajaron el nombre de un posible sucesor de Alejandra Gils Carbó en la Procuración General.