Córdoba - Los principales candidatos a la gobernación de Córdoba cerraron ayer la campaña con vistas a las elecciones del domingo con la realización de nutridas caravanas proselitistas y la apelación a fuertes acusaciones cruzadas. El postulante de Unión por Córdoba, el justicialista Juan Schiaretti, clausuró su actividad proselitista con una recorrida por Río Cuarto, mientras que Luís Juez, del Frente Cívico y Social, y Mario Negri de la Unión Cívica Radical (UCR) encabezaron sendas caravanas por las calles de la capital cordobesa.
Las últimas horas antes del inicio de la veda electoral quedaron enmarcadas en una auténtica guerra de encuestas y en un juego de acusaciones con los que los candidatos procuraron sacudir la apatía política que refleja la mayor parte de la sociedad local. El que abrió el fuego por la mañana fue Juez, quien denunció que desde el gobierno provincial "le pusieron siete millones de pesos a Mario Negri para armar un candidato tapón", que le obstaculizara a él la pelea por la gobernación.
Cuando durante la caravana de cierre DyN le pidió precisiones sobre su denuncia, Juez apeló a una evasiva más dura aún: "No hablo de los muertos", dijo en referencia a Negri. El candidato radical amenazó con hacerle una denuncia ante la justicia, pero no se privó de recurrir también a la ironía. "Si yo soy el candidato tapón, él es el candidato tampón, porque es el tampón de Alberto Fernández", contestó a esta agencia.
A 240 kilómetros de la capital, Schiaretti y su compañero de fórmula, el popular ex basquetbolista Héctor "Pichi" Campana, buscaron mostrarse prescindentes de esa disputa y seguros de un triunfo para el domingo. "Estamos confiados en que vamos a ganar bien. Las encuestas que peor nos dan, dicen que tenemos una ventaja de 10 puntos, y las que mejor nos dan, hablan de 15 puntos de diferencia", sostuvo en declaraciones a radio Universidad.
También desafió al juecismo a sostener con números las afirmaciones de su candidato a gobernador, quien dijo "estar cabeza a cabeza" con Schiaretti. "¨Por qué no muestran las encuestas? Porque le dan lo mismo que las nuestras", provocó el candidato oficialista. Schiaretti es vicegobernador de Córdoba y aspira a suceder a José Manuel De la Sota con un aval formal y poco entusiasta de un sector del gobierno nacional, identificado con el secretario de Transporte, el cordobés Ricardo Jaime, y su jefe político inmediato, el ministro de Planificación, Julio De Vido.
De la Sota sólo participó de la campaña en el acto de lanzamiento de Schiaretti, y recién reapareció ayer, para acompañarlo en su recorrida por Río Cuarto, un distrito gobernado por un radical K, Benigno Rins, que se alió con Juez. El intendente cordobés, en tanto, lideró la caravana del Frente Cívico y Social junto al postulante a la intendencia de la capital, Daniel Giacomino, quien según las encuestas tiene muchas posibilidades de suceder al propio Juez.
El Frente que representan es una coalición de partidos, encabezados por el Partido Nuevo de Juez, que tiene fuerte penetración en la capital cordobesa y una débil estructura en el interior de la provincia. Su discurso es muy crítico del delasotismo, y por extensión de Schiaretti, pero comparte con ellos un filo-kirchnerismo auspiciado por el jefe de Gabinete, Alberto Fernández.
A caballo de algunos sondeos radiales que los daban recuperándose en la intención de voto, los juecistas soltaron el tradicional humor cordobés para ponerle color a la caravana.
Así recrearon sobre una pick up una cárcel con imaginarios presos con carteles que decían "deuda provincial de 11 mil millones" o "Santiago del Estero", por la cuestionada intervención que encabezó Schiaretti en esa provincia. También había un pelotero de plástico con forma de castillo que lucía un cartel "Palacio Ferreyra", por una polémica reforma que ordenó De la Sota en ese monumento histórico de la ciudad.
Negri, en cambio, recurrió a una caravana más tradicional en compañía del aspirante a la intendencia, Ramón Mestre. Como él mismo reconoció, la campaña radical "apuntó a recuperar el espacio que históricamente el radicalismo, y a reconciliar el partido con la gente".
Pero pese a los esfuerzos de todos los candidatos, y a que las caravanas congregaron una buena concurrencia de militantes, el grueso de la sociedad cordobesa parecía hoy más cansada de la campaña y feliz de que termine la guerra de afiches y los cortes de calles.
Fuente: Dyn