Cristina demostró que tiene una debilidad: no respetar demasiado el protocolo. Ya conocemos varios de sus pecados. El último, fue en Qatar, cuando no participó del retrato oficial porque, según la agencia oficial Telam, entre tros mandatarios participaba Omar al Bashir, presidente de Sudán, requerido por la Justicia internacional por crímenes perpetrados en su país.
Pero esta vez dio la nota por algo que no debería ser noticia: su puntualidad. En la foto oficial de la cumbre del G-20 que se desarrolla en Londres, la Presidenta fue la primera que se ubicó en el escenario montado para tal propósito.
Cristina Fernández de Kirchner caminó a paso firme y mirando hacia el suelo. Vestia una camisa de seda color gris plomo y una pollera al tono, con estampado negro. Su rostro permaneció serio. Se notó que se tomó el trabajo de asistir puntualmente y fue la primera en ocupar su lugar en la foto de los Presidentes del G-20. Cristina se adelantó a todos y esta vez le tocó esperar al resto de los mandatarios a que se acomoden en sus ubicaciones. La Presidenta se ubicó en uno de los extremos de la primera fila, al lado del presidente de México, Felipe Calderón.
Los mandatarios que integran el grupo de las 20 naciones -que incluye a los 8 países más industrializados (el G-8), a los 11 con economías emergentes (entre los que se encuentra Argentina) y a la Unión Europea como bloque- asistieron puntualmente a retrato oficial. Todos cumplieron con el protocolo y Cristina no fue la excepción.