En los últimos meses, tanto Cristina Kirchner como Julio De Vido mencionaron a los empresarios Nicolás Caputo y Angelo Calcaterra, a los funcionarios Juan José Aranguren y Gustavo Arribas. Si bien lo hicieron en una suerte de reacción genérica contra las acusaciones del macrismo, sin dar precisiones jurídicas, la posibilidad del contragolpe está en el aire. Desde Casa Rosada y lo ministerios afirman que no existe temor alguno por lo que pueda revelar de Vido. Cerca de Mauricio Macri defienden especialmente a Caputo, asesor, padrino, ex socio y amigo del Presidente desde que ambos tienen 5 años.
“Hay un riesgo de que intente mancharlo, pero no tiene sustento”, opina un consiglieri de Macri, a su vez conocido de “Nicky”. El mini-imperio de Caputo empezó con una constructora fundada por su abuelo en 1938. Pero el amigo de Macri no figura en el ranking de obra pública otorgada por el kirchnerismo. En la Capital gobernada por Macri, en cambio, la firma SES SA, (de los Caputo) sumó contratos por más de mil millones de pesos para mantener hospitales, escuelas y parques.
La (beneficiosa) relación de Caputo con el Estado kirchnerista pasó por dos rubros: uno fue la producción de partes de aires acondicionados, microondas y celulares. A principios de los 80, Caputo fundó Mirgor junto a Macri. Durante las presidencias kirchneristas aprovechó las ventajas fiscales y aduaneras que el Gobierno consolidó en Tierra del Fuego para un grupo de empresas. Mirgor estuvo ahí.
Bajo la gestión de De Vido, Caputo creció dentro del deprimido mercado energético. En 2001, había armado la Sociedad Argentina de Energía, Sadesa SA. En poco tiempo, esa firma ganaría peso en la generación, transporte y distribución energética, hasta volverse accionista de Edesur. Con la llegada de Macri a la Presidencia, Caputo vio multiplicar sus ingresos al calor de los tarifazos y un par de licitaciones ganadas. Tales datos figuran en la biografía El otro yo, escrita por los periodistas Noelia Barral Grigera y Esteban Rafele.
Respecto al otro punto de contacto empresario entre De Vido y el macrismo, Cristina lo explicitó durante la campaña. “Lázaro Báez fue socio de Calcaterra. Y la empresa de Calcaterra era de Macri”, afirmó, en un intento por empatar sospechas.
La senadora electa se refería a Iecsa, la constructora que hasta hace unos meses fue del primo de Macri. En 2007, cuando Macri hacía pie en la alcaldía, Franco Macri le vendió Iecsa a su sobrino Calcaterra.
Según un informe que el Ministerio de Planificación de De Vido difundió en agosto de 2015 (que fue cuestionado y puesto en duda por el sector), Iecsa fue la tercera empresa más beneficiada con obra pública durante la era K, sólo por detrás de Techint y Electroingeniería. Iecsa también fue subcontratada por la brasileña Odebrecht, constructora que admitió haber pagado coimas.
Mencionado a la pasada por De Vido en agosto, el actual ministro de Energía Juan José Aranguren, ex CEO de Shell, no ve motivos para consultar a su abogado. “Shell nunca le vendió al Estado gas en tiempos de De Vido”, explica un asesor.
Amigo del Presidente y jefe de la ex SIDE, Gustavo Arribas, también se muestra tranquilo frente al hipotético ventilador devidista. Si bien fue acusado de haber recibido una coima por parte de Odebrecht, Arribas ya consiguió un sobreseimiento exprés.