El anuncio de la fórmula Alberto Fernández-Cristina Kirchner tomó de sorpresa al oficialismo. Las primeras reacciones se mezclaron entre el desconcierto y cierto optimismo. También con una certeza que empezó a desparramarse con el correr del día: Cambiemos debería ampliarse.
El presidente Mauricio Macri se enteró por uno de sus asesores vía WhatsApp. Nadie del Gobierno estaba al tanto de la posibilidad. En los primeros diálogos surgió que “no cambia nada en lo estructural aún”. El jefe de Gabinete, Marcos Peña, trabaja sobre la idea de que “no cambia cómo se organiza la oposición” y “no tomar decisiones apresuradas”, según pudo reconstruir este medio.
En lo profundo, en el ala política, encabezada por Rogelio Frigerio, María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta, crece la posibilidad de que Cambiemos trabaje en la apertura del frente a otros espacios.
“No sabemos aún si le baja el techo electoral porque ella está en la boleta. Quizás le baja el piso, pero también es un candidato muy flojo”, destaca uno de los funcionarios que trabaja en la reelección del Presidente.
En el oficialismo ven que Alberto F. puede tender puentes con Sergio Massa pero no imaginan a Alternativa Federal corriendo detrás de CFK. “Hay que ver cómo se ordena el PJ ahora”, resumen en el macrismo.
El propio presidente estuvo ayer al mediodía en un acto con los Defensores del Cambio, el nombre que les pusieron Peña y su equipo a los voluntarios que trabajarán en la campaña, en Villa Pueyrredón junto a Horacio Rodríguez Larreta. “Los necesito, tenemos que seguir adelante, volver al pasado sería autodestruirnos”, dijo. Evitó los nombres pero insistió en la necesidad de “no volver atrás”. Sin embargo, deslizó algunas indirectas sobre la “grieta”, al bromear con dos asistentes al acto, hinchas de Boca y River. “¿Qué serían los de River sin los de Boca? En diciembre les dimos una alegría...”, argumentó.