Las parejas de los hijos de Franco Macri han sido un dolor de cabeza para el clan familiar. Cada uno a su forma ha sido una piedra en el zapato para las aspiraciones del padre hacia sus hijos.
El caso más paradigmático es el de Sandra Macri, que decidió casarse con un parapsicólogo (y enfermero, según se presentó ante la familia) en julio de 2004. Se trata de Néstor Daniel Leonardo, uno de los damnificados en la causa por escuchas ilegales. Leonardo es un personaje de caricatura. Dicharachero, se deja el pelo largo, usa barba candado y nada tiene que ver con el refinamiento de la clase alta.
Los dudosos antecedentes del nuevo integrante de la familia pusieron loco a Franco, que mandó a investigarlo a través de la empresa Ackerman Group, una de las mencionadas en la causa por escuchas ilegales. Sandra llegó a complicar incluso a su hermano Mauricio cuando, al enterarse de que su marido tenía el teléfono pinchado, llamó a Mauricio y le pidió instrucciones sobre los pasos a seguir. “Atribuyo la pinchadura del teléfono a la relación que tengo con la familia Macri (...) Ya desde el inicio de nuestra relación, el padre, Franco Macri, se opuso y en reiteradas oportunidades quiso no sólo comprar mi disolución matrimonial, sino que además me amenazó”, le dijo Leonardo al juez Oyarbide.