POLITICA
opinion

En qué se parecen el Gobierno y River

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Antidoto. Contra malas noticias, operativo en La Salada y compras. | Cedoc Perfil
Será porque la política y el fútbol se nutren de CEOs y dirigentes de empresas, o por simple casualidad, que una y otra actividad coinciden en encarar sus crisis con los métodos que utiliza el mundo corporativo.

En tren de trazar o abusar de ese paralelismo, pueden encontrarse puntos de contacto en cómo, con pocos días de diferencia, el Gobierno actuó frente a las malas noticias de que su economía no haya ascendido a la categoría de “estado emergente” y la vuelta al ruedo político de Cristina; y de cómo River reaccionó frente a los casos de doping en la Copa Libertadores y el campeonato que ganó Boca.

En el mundo corporativo se ubica el caso Tylenol, hacia fines de 1982, como el punto de inflexión a partir del cual las empresas tomaron conciencia de que necesitaban protocolos para situaciones de crisis. En aquel momento se descubrió con escándalo que la ingesta de una variante de ese analgésico de venta libre con el que Johnson & Johnson facturaba cerca de US$ 1.000 millones había causado varias muertes en EE.UU., al estar contaminado con cianuro. Y la empresa tuvo un manejo ejemplar de la situación. Desde entonces, compañías de primer nivel o que se mueven en segmentos sensibles contratan consultoras que se especializan en contrarrestar hechos e informaciones que pueden afectar la reputación de la firma o directamente a su propio negocio.

Para graficarlo podemos imaginar a un banco que sufre un robo, lo que representa y es percibido como una debilidad en su sistema de seguridad. Entonces, rápidamente decide echar mano a una buena noticia que lo tenga como protagonista, sea haber ganado un premio reciente (aunque se trate de una distinción menor o a una filial pequeña) o la concreción de una alianza para investigación conjunta firmada con la Universidad de Cleveland, Ohio. La novedad, poco relevante o normal en otro momento, se presenta magnificada y al mismo tiempo, para contrarrestar el efecto negativo del otro hecho.

Rápidos de reflejos, el Gobierno y River pusieron en marcha acciones por el estilo hace pocos días. O aprovecharon el viento de cola. El club de Núñez salió rápidamente a comunicar novedades positivas, informaciones capaces de opacar el caso doping: la millonaria venta de uno de sus jugadores a Rusia y dos contrataciones resonantes (a las que de inmediato siguieron otras dos). Marcó la cancha  y “obligó” a hablar de las buenas nuevas del club, antes que de lo que se había detectado en los análisis de orina de dos futbolistas poco destacados, de quienes, como inestimable colaboración, se compadeció un sector del periodismo deportivo militante que seis meses antes pedía poco menos que la extradición por la inconducta de algún jugador boquense al que en un video de WhatsApp se sospechaba bailando o fumando. Daba lo mismo. Para rematar, el club se ocupó de saludar con inédita e  irreprochable hidalguía a Boca por el campeonato. Chapeaux.
Con el mismo espíritu del ejemplo del fútbol, el Gobierno aceleró con oportunismo el anuncio del luego polémico bono a 100 años. Se asegura que cuando se enteró antes de que se hiciera público de que Morgan Stanley no iba a darle categoría de emergente a nuestro país, apuró el lanzamiento del bono para que, cuando menos, esto compitiera con la mala nueva en la agenda informativa. Incluso, los contrapuntos públicos que se dieron luego por la deuda y la tasa de interés habrían sido parte de un riesgo calculado y preferible. La misma lógica del manejo de los tiempos y oportunidades explicaría otra secuencia tras la reaparición política de Cristina, cuya omnipresencia informativa duró poco más del día feriado en que hizo su acto en Sarandí: la mañana siguiente la sociedad amaneció con la novedad del operativo limpieza en La Salada, tierra de oportunidades para hacer negocios durante la última década.

Claro que a veces es la realidad la que colabora y hace todo el trabajo, sin necesidad de otras articulaciones. No habría que descartar que Boca le sirva en bandeja a River un “panadero con pimienta” o que la oposición le regale al Gobierno un grupo de encapuchados con palos, quemando gomas y cortando por horas la 9 de Julio.