Le dicen la “Rosadita de Santa Cruz”. En Libertad 141, Río Gallegos, funciona el estudio contable de las empresas de Lázaro Báez en la provincia K. Hoy, su titular es el contador César Andrés (41), encargado de las cuentas locales de Austral Construcciones y otras empresas de Báez.
“Austral trabaja con contratistas, proveedores locales, les paga con cheques, a sesenta, noventa días. Pero las empresas necesitan el efectivo ya. Entonces los mandan a cambiar los cheques a la ‘Rosadita de Santa Cruz’ porque les da la plata a cambio de un porcentaje”. El que habla es abogado de algunos de esos proveedores de la principal constructora de Lázaro.
—¿Cuál es la financiera a la que llaman la “Rosadita”?
—El estudio de la calle Libertad, el de Andrés.
El nombre de la “Rosadita” es en honor a la financiera SGI, de Puerto Madero, desde donde Federico Elaskar y Leonardo Fariña hicieron los supuestos giros millonarios de dinero negro a sociedades de Belice y Panamá en nombre de Báez. De hecho, Martín Báez, hijo del empresario y accionista de sus empresas, dijo a PERFIL que sus proveedores de Buenos Aires cambiaban cheques en SGI cuando necesitaban el efectivo. SGI ahora estaría al mando de Daniel Pérez Gadín, contador de Lázaro en Buenos Aires. El esquema se repite en Santa Cruz. O mejor dicho, fue copiado de Santa Cruz.
¿Por qué todos los proveedores de Buenos Aires cambian cheques en la misma financiera? ¿Por qué hacen lo mismo los contratistas de Santa Cruz con otra financiera? Porque todo gira alrededor del mismo grupo empresarial, incluidas las financieras que manejan dinero en negro.
El contador admitió a PERFIL trabajar para Austral Construcción y otras empresas de Báez, pero resaltó que “también” es contador de “otras compañías”. Se mostró nervioso durante la charla e intentó en dos oportunidades evitar ser fotografiado. Es que su cara es la menos conocida del entramado empresarial de Lázaro. “Hasta ahora es el que la sacó más barata”, contó uno de los hombres que conoce sus negocios. “Nosotros no manejamos efectivo acá –contestó nervioso–. Vayan allá, a Austral, a las empresas”.
Hay más. Andrés también está ligado a otra financiera, Invernes SA, con domicilio en la sede porteña de Austral: Pasaje Carabelas 241. En el Banco Central figura un cheque rechazado de la financiera con su firma. En 2008, la financiera movió de manera sospechosa más de 54 millones de pesos.
El estudio de Andrés funciona pegado a Cristina SA, una empresa de alquiler de vehículos, también a nombre del contador y de otro socio: Fermín Ruiz Alejandro, miembro del directorio del diario de Báez, Prensa Libre, y de Hotesur, la compañía de explotación hotelera de los Kirchner.
Pero no es el único nexo directo con las empresas de Lázaro y Kirchner. En Río Gallegos, fundó el estudio contable ABC –por Andrés, Butti, Cantín– junto a dos personas centrales en la familia Báez: Fernando Butti y Andrea Cantín, hija del tío de Lázaro, Raúl Cantín, hoy intendente K de Gallegos.
“Somos familia, no tenemos nada malo para decir de él”, se excusó con tranquilidad Andrea, quien hoy está alejada de las empresas de Báez y se dedica a su negocio de ropa. Ella y su esposo, Butti, fueron apartados del clan Báez cuando el empresario detectó irregularidades en los manejos de Butti. Andrés quedó en su lugar. “Butti era el Fariña de Santa Cruz, pero con perfil bajo”, recuerda un hombre cercano al estudio.