La renuncia de Martín Lousteau había sido precedida por innumerables rumores de su alejamiento a partir de públicas diferencias con el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. La lucha contra la inflación y la negociación del conflicto con el campo fueron los principales campos de batalla entre ambos funcionarios.
Las diferencias habían llegado demasiado lejos y ya en varias oportunidades el joven economista puso su dimisión sobre la mesa.
Lousteau había llegado al cargo sucediendo a Miguel Peirano, quien también se había distanciado de la administración Kirchner por diferencias en el manejo de la política de precios.
Con apenas 36 años, Lousteau había intentado llevar adelante una negociación por sectores trabajando sobre los ejes de la competitividad y la asistencia financiera para mejorar el perfil productivo. Varias veces chocó con la influencia de Guillermo Moreno, quien desarrolló un papel más activo a partir del decisivo apoyo político del ex presidente Néstor Kirchner.
Su corta carrera al frente del Palacio de Hacienda se caracterizó por la negociación con sectores productivos y lejos de los asuntos claves de la cartera económica tales como la política de precios, el gasto público y los ingresos fiscales. Tal vez su actuación más relevante pasó por el controvertido anuncio del 11 de marzo de un paquete de medidas que se destacaron por una suba en las retenciones a las exportaciones de granos y oleaginosas y que desataron un lock-out del sector rural que duró tres semanas.
Apenas había intentado diseñar un esquema de negociación en el perfil de vencimientos de la deuda pública.
Ni siquiera una refinanciación de las obligaciones con el Club de París pudo llevar adelante. Y en su último intento, apenas pudo presentar un bosquejo sobre un eventual canje de deuda con algunos acreedores.