La bronquitis que lo afectó en el tramo final de la campaña desgastó a Ricardo Alfonsín. Pero más aún lo hizo el resultado de las primarias, cuando consiguió sólo el 12 por ciento y quedó a 38 puntos de Cristina. Ahora, con la salud ya recuperada, encara la campaña oscilando entre el optimismo y la resignación.
En diálogo con PERFIL, el radical hace una autocrítica de su campaña, habla del “gorilismo anti radical” de ciertos medios y aspira a dejar a la UCR como “la principal fuerza de oposición”.
—¿Qué pasó para que pase de ser uno de los dirigentes con mayor imagen positiva a quedar con un 12%?
—Es dificil discernir qué fue lo que más influyó. Creo que el 2001 todavía está muy fresco. Que hubo un crecimiento económico que se tradujo en una mejoría social muy importante. Creo que también la crisis económica mundial instaló la idea de que estamos blindados. Y por el lado nuestro, no habremos garantizado la confianza necesaria para que la mayor proporción de ciudadanos considere que somos una alternativa superadora.
—¿Por qué no pudieron garantizar esa confianza?
—Uno no es omnipotente. Uno no juega solo en política. Y probablemente no transmitimos bien nuestras propuestas. No hay coincidencias entre lo que son prioridades para nosotros y lo que son para la mayoría de la sociedad. No he sabido desmontar un prejuicio que existe respecto de la relación de radicalismo, gobierno y economía.
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