Los viajes internacionales de Cristina Fernández de Kirchner siempre traen polémica, no sólo en nuestro país sino también en el exterior. En esta ocasión, un grupo de bonistas estadounidenses protestaron frente al hotel donde se aloja la presidenta, reclamaron por la deuda externa impaga y rechazaron "la intención del gobierno de volver al mercado de capitales cuando no cumple con aquellos que le prestaron dinero".
La protesta tuvo lugar frente al hotel Four Seasons de Nueva York , donde se alojan Cristina y el mandatario estadounidense Barack Obama, a la espera del inicio de la asamblea general de las Naciones Unidas (ONU). De hecho, el reclamo se mezcló con otros que coparon la ciudad ante la inminencia de la cumbre internacional.
Durante su gira, la Presidenta espera aprovechar este foro y la posterior cumbre de los países del G-20 con dos objetivos fundamentales: lograr un acuerdo con los tenedores de deuda del Club de París e intentar volver al mercado de capitales para conseguir financiamiento. El pago de la deuda externa consume la mayor parte del superávit fiscal, que es cada vez menor, y complica las cuentas del gobierno.
"No se entiende cómo pretenden volver a ese mercado si no son capaces de pagar lo que deben a quienes ya les prestaron dinero", dijo al diario La Nación Robert Shapiro, uno de los codirectores de la American Task Force Argentina. Se trata de una entidad que nuclea a los bonistas de deuda argentina que no aceptaron el canje de deuda que el gobierno de Néstor Kirchner propuso en 2005. Desde entonces, reclaman que se les pague y protestan por los índices de inflación manipulados por el INDEC, que reducen el monto de los intereses que esperan cobrar.
Antes de viajar a Nueva York, el ministro de Economía, Amado Boudou, afirmó que se analizaban "varias propuestas" para lograr un acuerdo con tenedores de deuda incumplida que hayan quedado fuera del canje. "Es la primera noticia que tengo de esas gestiones", replicó Shapiro. La deuda argentina en cesación de pagos en manos de bonistas privados se estima en 30.000 millones de dólares.
"Lo que parece positivo es que el gobierno argentino se está dando cuenta de que tiene que hacer algo con lo que debe; de que no puede pretender pedir dinero otra vez si no paga antes lo que adeuda. Y no sé si de eso se dio cuenta él solo o si para eso también ayudó el respaldo que en el Departamento de Estado tiene nuestro reclamo", completó el codirector de ATFA en declaraciones a La Nación.
Shapiro también rechazó una propuesta de Boudou para diferencia a los acreedores entre los llamados "fondos buitres" y los que no lo son. "No hay argumento legal ni político para sostener semejante cosa. Cuando el gobierno argentino pidió prestado, tuvo el dinero. Y lo que toca ahora es que, alguna vez, lo devuelva y se deje de historias", reclamó el estadounidense.
Club de París. La comitiva de Cristina se reunión ayer con el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno, para discutir, entre otros temas, el pago de los 6.500 millones de dólares que Argentina le debe a los bonistas agrupados en el Club de París.
Moreno prometió "toda la cooperación posible" para negociar con los acreedores, pero no se ofreció como mediador, según el diario Ámbito Financiero. Por su parte, el ministro de Economía comenzará las gestiones con su par francesa, Christine Lagarde, con quien se encontrará durante la cumbre del G-20 en Pittsburgh, Pennsylvania, el 24 y 25 de septiembre.
El gobierno espera lograr un acuerdo con el Club de París para poder volver a pedir prestado al mercado de capitales, cerrado después de la cesación de pagos de 2001. Cristina había anunciado el pago de esa deuda hace un año, pero el derrumbe financiero global obligó a suspenderlo.