Se le nota en la cara y se percibe en sus declaraciones. Elisa Carrió está feliz, distendida. Las encuestas, aunque aún falta mucho por recorrer, le sonríen. Todavía no está en condiciones de festejar, pero en su entorno ya hablan de “satisfacción” y “alivio”. El cuadro se entiende, sobre todo si se considera que viene de su peor momento político: el 1,8% de los votos en las presidenciales de 2011 y el alejamiento a lo que ella denominó “la resistencia”.
Hace un año, la imagen que se veía de Carrió era la de una dirigente solitaria, que había roto todos los puentes con otros dirigentes de la oposición e incluso se distanciaba de sus sucesores en la Coalición Cívica-ARI. Además, cuando escuchaba críticas al desempeño de la oposición dejaba trascender una cuota de resentimiento. “La gente tiene que hacerse cargo de lo que votó”, expresaba.
Hoy, en cambio, aparece como una de las caras principales del frente UNEN, que reunió a siete partidos que definirán sus candidaturas en las primarias abiertas, divididos en cuatro listas.
Carrió vuelve a mostrarse en ascenso, al menos eso es lo que muestran los sondeos. En su equipo, por ejemplo, tienen un trabajo que realizó la consultora Ipsos-Mora y Araujo (encargado por ellos) donde figura liderando la intención de voto a diputados, con el 24%. El domingo pasado, PERFIL publicó una encuesta exclusiva de Federico González y Cecilia Valladares Consultores y la empresa MGMR, que ubicó a UNEN en segundo lugar en Capital y a Carrió como la candidata mejor posicionada de ese frente.
La incógnita a revelar será cuánto impactará un eventual corte de boleta, ya que Pino Solanas, que es su candidato a senador, aparece por debajo de Carrió.
“Está contenta no sólo porque la gente la reconozca, sino porque dio una demostración al salir a la calle a recuperar la relación con la gente”, afirmó el legislador porteño Fernando Sánchez y segundo en su lista.
La situación política siempre jugó un papel determinante en la dimensión emocional de Carrió. Los momentos de alto protagonismo, en general vinculados a una fuerte repercusión de sus denuncias, la llevaron a picos de euforia. Cuando la sociedad prefirió candidatos de tono moderado, Carrió reaccionó con ofuscación.
“Aprendió del 1,8%, por eso ahora está sometiéndose a las primarias, en un frente que fue difícil construir y en el cual no necesariamente nos gusta todo”, interpeta Sánchez.
Aunque en su entorno lo minimizan, el ascenso de Carrió coincidió con el protagonismo de Jorge Lanata y su repercusión en el electorado. Ambos perfiles parecen nutrirse del desgaste de una década kirchnerista.
Carrió protagonizó “divorcios” turbulentos con sus socios políticos. Ahora en su entorno juran que aprendió de los errores.
“Hay cosas de Lilita que no cambiaron y están en su ADN, pero la verdad es que se siente cómoda y aliviada con la alianza con Pino, se complementan bien en términos de propuestas. Parte de su felicidad se debe a ello, más allá del reconocimiento social”, argumenta Maximiliano Ferraro, legislador porteño de la Coalición.
