Aunque quien fue el zar del juego en la era kirchnerista ya no forma parte de la operación, sus ex socios buscan avanzar en el negocio de las maquinitas. A principios de 2014, Cristóbal López buscó –sin éxito– quedarse con el 50% del casino Trilenium, de Tigre. En abril, antes de desprenderse del imperio que creó, lo intentó por última vez, pero tampoco pudo. Ahora son sus ex socios los que buscan continuar con la compra.
Quienes ahora buscan quedarse con el 50% del paquete accionario (el otro 50% está en manos de Boldt) son Federico de Achával y Ricardo Benedicto, quien conoce a Cristóbal desde la juventud, fue vicepresidente de Casino Club SA y ahora le está comprando su parte a López.
Ellos continúan con la operación que inició Cristóbal dos años atrás, cuando un fallo judicial frenó la operatoria con Sociedad Comercial del Plata (que posee ese 50% de las acciones). Ahora, el escollo judicial desaparecería, ya que Comercial del Plata pagaría una parte de la deuda que mantiene con el Banco Provincia.
“Parte de la deuda ya fue saldada por el Parque de la Costa, deudor original del Banco Provincia. El fideicomiso que reemplazó al banco como acreedor y Sociedad Comercial del Plata (SCP), garante del Parque de la Costa, están acordando el monto de la deuda remanente que será cancelado”, explicaron desde la empresa.
Esto facilitaría un fallo favorable de la Justicia para que la operatoria se concrete. Incluso, los ex socios de Cristóbal reconocen que la salida de este empresario kirchnerista facilitaría las cosas. Mientras esperan a la Justicia, en abril se firmó una prórroga del contrato por la venta por una suma de $ 108 millones, acordada dos años atrás. Este acuerdo fue firmado por seis meses, pero esperan que la operatoria se pueda concretar antes de octubre, mes en el que vence.
En la actualidad, el casino Trilenium cuenta con más de 1.900 máquinas tragamonedas, 74 mesas de juego y dos ruletas electrónicas, además de siete áreas gastronómicas y un teatro. Esta sala de juego fue inaugurada en 1999, durante la gobernación de Eduardo Duhalde.
Desde 2011, Trilenium funciona con una concesión vencida por la que consigue prórrogas. Se estima una facturación superior a $ 160 millones anuales y emplea a alrededor de dos mil personas. Además, posee una excepción que les prohíbe a sus competidores hacer negocios en 150 kilómetros a la redonda de Tigre, donde tiene su sala