Los tiempos en los que Aníbal Fernández proponía a Julián Domínguez como ministro de Agricultura, cargo que la presidenta Cristina Kirchner le otorgó en 2009, parecen haber quedado atrás. Sin internas en el Frente para la Victoria para las candidaturas a presidente, la pelea por la provincia de Buenos Aires se lleva todas las miradas y ya arrasó con la vieja relación entre estos dos postulantes.
A pesar de conocerse desde hace tiempo, en el equipo de campaña de Domínguez no se sorprenden con la fuerte arremetida del jefe de Gabinete que incluyó una denuncia contra el candidato a gobernador y los intendentes, a quienes creyó capaces de “esconder su boleta” en el cuarto oscuro. “Aníbal es un lobo solitario, el conflicto es parte de su naturaleza y sus dichos significan que está nervioso”, repiten en el búnker de campaña de la fórmula Domínguez-Fernando Espinoza.
Sin embargo, las encuestas mostrarían una ventaja sobre el binomio Fernández -Martín Sabbatella. Esto surge de los únicos dos sondeos que se conocieron sobre la pelea en el territorio bonaerense (de las consultoras Ibarómetro y Julio Aurelio-Aresco).
Estos números son reconocidos por el propio titular de la Cámara de Diputados, pero advierten que aún quedan seis semanas de campaña para crecer en las encuestas y reconocen que este candidato a gobernador aún debe subir su nivel de conocimiento. Pero cuentan en su haber, con el apoyo de más de treinta intendentes.
Ayer, Fernández continuó con la interna y afirmó que “lo más correcto y saludable es que los intendentes” del Corburbano “sean imparciales” en la interna kirchnerista y consideró que “a la Provincia hay que darla vuelta como una media en todos los sectores” y remarcó que habría que empezar por la “seguridad”.
Domínguez no tardó en diferenciarse. “Hoy a la Provincia le conviene que Scioli sea presidente porque conoce sus necesidades y dificultades”, y destacó la implementación de las policías locales como “una medida exitosa”.