El juicio por las coimas en el Senado, uno de los mayores casos de corrupción, sufrió un grave traspié esta semana, que podría ayudar a lograr la absolución de todos los acusados.
Una testigo clave, la ex esposa del arrepentido Mario Pontaquarto, no podrá declarar contra Fernando De La Rúa y compañía, luego de la decisión del Tribunal Oral Federal número 3 y del juez Daniel Rafecas.
Hace dos años, antes de que comenzara el juicio, el tribunal había aprobado que sea el testigo pero cambió de parecer sobre el final del juicio que culmina en semanas. El juez Rafecas, que instruyó el caso, decidió no sobreseer a Silvana Costalonga, requisito que, de repente, el Tribunal Oral le exigió a la testigo para que pueda declarar.
El testimonio de la mujer es clave porque es la única, además de Pontaquarto, que vio los 5 millones de pesos utilizados para pagar coimas a los senadores del PJ en pos de la aprobación de la reforma laboral de la Alianza.
El fiscal federal Federico Delgado pidió a Rafecas que dicte el sobreseimiento a Costalonga, quien sigue imputada en la causa por presunto encubrimiento. Sin embargo, Rafecas decidió no sobreseerla.
Fuentes del juzgado aseguraron que “no daban los tiempos” y que además no debería ser un requisito para que declare. Otra testigo, secretaria de un ex senador, que participó de la manipulación del dinero, pudo declarar como testigo.
La fiscal del juicio, Sabrina Namer, “necesita ese testimonio que corroborara la confesión de Pontaquarto” agregó Delgado. Tras conocer la decisión de Rafecas, el fiscal le envió un texto: “Fidel Castro desafió a los jueces de su tiempo, confiado en que el juicio de la historia atendería a su reclamo y, en consecuencia, lo absolvería. Si la compañía borgeana habita los tribunales argentinos, es probable que la historia no absuelva a la Justicia por los sobornos del Senado".