Tomás Dameno Santillán vivía en Lincoln junto a su madre, Susana Santillán, y su hermano, de seis meses. El martes fue a la escuela, como de costumbre, pero jamás volvió. Ese mismo día, su madre realizó la denuncia ante la Policía. En adelante, se realizó una búsqueda en el más absoluto hermetismo, con la intención de evitar escándalos similares a los del caso Pomar y el caso Candela.
Mientras las declaraciones de Santillán ante el fiscal Javier Ochoaizpuro daban cuenta de un hipotético contexto de violencia doméstica de parte de su ex pareja, Adalberto Cuello, padre de su segundo hijo (que aparece en un video casero junto a su padre), la Policía bonaerense buscó con perros en repetidas oportunidades alguna pista que diera con el paradero del niño hasta que, pasadas las 18, integrantes de Defensa Civil dieron con el cuerpo de Tomás, en un descampado cercano a la ruta 50.
Si bien no hubo una comunicación oficial, trascendió que el cadáver presentaba un importante traumatismo de cráneo, que le habría provocado la muerte, y varios golpes en la cara.
Ante ello, su ex padrastro fue aprehendido, y puesto a disposición de la Justicia. Sin embargo, fue trasladado a Junín, con la intención de evitar una pueblada con los vecinos apostados en las afueras de la comisaría.