De combatir el ciberespionaje en el gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a comer un choripan en La Matanza. Rudolph Giuliani, ex alcalde de Nueva York se metió en el distrito más populoso de la Argentina y conoció uno de los barrios humildes de La Matanza, en donde no pudo escapar de la liturgia peronista.
Al llegar al barrio Villa Madero, Giuliani no resistió sacar su celular del bolsillo para fotografiar las calles del distrito con más de un millón de votantes. Minutos después entraba a un club social, en donde fue el principal orador. Su discurso podía ser el de un dirigente peronista: “Mucha fuerza, la participación de ustedes va a ser que el resto de la comunidad se sume. Ustedes son más fuertes que ellos (en referencia a los delincuentes), sigan participando que es la forma que bajen los delitos”, decía Giuliani a los vecinos que esperaban las palabras del traductor para entender lo que el asesor de Trump decía en ingles. Hablar en otro idioma no impidió los aplausos de la gente que se acercaron después del discurso para a hablarle de los problemas de inseguridad.
El estadounidense no rompió la regla del “buen político” que hace que acepte cada una de los alimentos le dan los vecinos para probar. Por eso, no le escapó al mate, y, minutos después, disfrutó de un choripán con Coca Cola (eso sí, light). No dejó ni una miga.
Después de la charla, Giuliani caminó por el barro bonaerense. Fueron tres cuadras en donde el candidato a Senador por la provincia de Buenos Aires, Sergio Massa, hizo de “guía turístico”, y traducía las charlas con los vecinos que se cruzaban en el barrio. Allí inauguraron juntos la alarma vecinal que llegaron a instalar a La Matanza. “Para mí es un honor ayudar, aunque sea de manera pequeña, a hacer a tu país un poco más seguro y a salvo. Cada vez que vengo a Argentina lo disfruto, me gusta su gente”, le dijo Giuliani a Perfil después de la recorrida.