POLITICA
LETRA CHICA

Guzmán jugó una carta “pesada” en su gira rusa

El ministro de Economía, quien no fue parte de la comitiva presidencial a China, se quedó en Moscú. Se reunió con su par de Rusia y motorizó acuerdos de infraestructura pesada con fondos de ese país; los detalles no trascendieron.

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Cumbre. El titular del Palacio de Hacienda, ayer junto a su par ruso, Anton Siluanov. | apf

En su entorno explicaron que el ministro de Economía, Martín Guzmán, no siguió en el avión junto al presidente, Alberto Fernjández, hacia Pekín porque el protocolo covid no permitía más de 15 personas en la delegación.

Sin embargo, Guzmán se quedó con agenda propia luego de que el Presidente dijo en su encuentro con Vladimir Putin, que Argentina debía romper la dependencia con los Estados Unidos y propuso que Argentina sea “la puerta de entrada” de Rusia a América Latina.

Los empresarios rusos elogiaron el crecimiento del PBI que tuvo la Argentina en 2021

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En Moscú, el ministro buscó firmar acuerdos de infraestructura pesada con fondos rusos. Lo curioso es que nadie supo precisar en la comitiva oficial ni en el entorno de Guzmán cuál es la definición de esa categoría. Tampoco se conoce el detalle de la letra chica, pero supone desembolsos millonarios en megaobras de infraestrutura.

Esos mismos fondos habrían estado en Buenos Aires hace dos semanas sondeando la posibilidad de acuerdos de cooperación a futuro. Una agenda que a Guzmán le llegó desde la gestión de Cecilia Nicolini, quien fue la pieza clave del Gobierno para cerrar el acuerdo con los rusos para producir la Sputnik en el país.

Además, ayer  Guzmán se reunió con el ministro de Finanzas de Putin, Anton Siluanov.

Los dos ministros dialogaron sobre la relación bilateral y la agenda multilateral del G20, donde Rusia tiene un rol de peso así como dentro del board del Fondo Monetario Internacional, con el que el equipo económico continúa discutiendo la letra chica de un acuerdo stand-by.

Guzmán le pidió apoyo dentro del FMI para que el organismo internacional incluya al país en la distribución de fondos del Fideicomiso de Resiliencia, un mecanismo por el que los países desarrollados ceden parte de sus derechos especiales de giro (DEG) a naciones de ingresos bajos y medios. Eso es, al menos lo que pretende Argentina.

Guzmán también mantuvo encuentros con más de 15 representantes de empresas de este país a quienes les presentó las perspectivas económicas de la Argentina en el corto, mediano y largo plazo. Estuvieron presentes los representantes de NTS International National Telematic Systems Group; GazpromBank; UOMZ; Zarubezhgeologiya; Phosagro; Rosatom; Zarubezhneft; Sovcombank; Power Machines; Exact Farming; Transmashholding; Hevel Group; Kamaz; y United Engine.

Según dejaron trascender fuentes oficiales cercanas a la gira, esos hombres de negocios rusos destacaron el crecimiento del país luego de la pandemia. Hubo referentes de los sectores de hidrocarburos, energético, financieros, industriales y tecnológicos.

El Gobierno celebra que el año pasado el PBI se incrementó un 10%, recuperando el desplome del año anterior que fue el más brutal de las naciones que integran el G20. 

Apuesta con ese mismo optimismo a que este año el PBI suba un 4%, pero esa medición como la de inflación (33% anual) le valieron el rechazo al Presupuesto 2022 en el Congreso. Otros proyectan números bien distintos como por ejemplo, el mismo FMI que le apuesta a una suba apenas superior al 1,5% para la Argentina.

Mientras que desde antes de la gira del Presidente se esperaban anuncios en torno a la firma, por ejemplo, de un swap con China para fortalecer las Reservas del Banco Central, la agenda de Guzmán en Rusia generó sorpresas, como por ejemplo, este acuerdo de infraestructura pesada, en el que participarían compañías con fuerte componente accionario estatal.

Desde el sector privado nacional miraron desde el comienzo con mucha reserva e incertidumbre la agenda económica de esta gira por Rusia y China.

Son dos países en los que las fronteras entre el sector público y el privado asoman muy difusas. Es un espejo en el que los hombres de negocios no quisieran ver reflejados los próximos dos años de gestión del gobierno nacional; hoy fuertemente atravesado por las diferencias internas que lo atraviesan en torno a la firma (que aún no se concretó) del acuerdo con el FMI. 

Esa letra, que aún no llega, es la que sí esperan y reclaman con ansias desde el empresariado porque consideran que marcarían una cancha en la que prefieren ver jugar a Fernández.