Y llegó un día en que Hebe de Bonafini le dio la razón a los “pelotudos que escriben pavadas”, como supo definir a los medios que informan sobre los problemas económicos de la Universidad de Madres de Plaza de Mayo, ahora estatizada.
Luego de dos semanas ausente, la Madre ofreció su tradicional discurso de los jueves en Plaza de Mayo. Dijo que “esta universidad tuvo muchos problemas, muchos altibajos. Hay profesores que hace dos años que no cobran sueldo” tal como publicó, en exclusiva, Perfil.com.
Antes de ese discurso, había hablado con Dady Brieva a quien le terminó cortando el teléfono cuando le preguntaron por los Schoklender. Cuando no, también lo hizo con Víctor Hugo Morales para festejar, aunque sea con agua, la estatización de su universidad.
Lo que para ella significó un triunfo, para los históricos docentes que estuvieron en su creación, implicó su “desaparición”, como declaró el psiquiatra Alfredo Grande en FM Identidad. Dos docentes consultados por Perfil.com y que actualmente dan clases mostraron su preocupación: “Hebe admitió que vendrá gente nueva, nos van a terminar echando y sin pagarnos lo que nos deben”.
Bonafini negó, al igual que los 132 diputados que votaron a favor de la creación del Instituto Nacional de Derechos Humanos dependiente del Ministerio de Justicia de Julio Alak, que la deuda de 200 millones de pesos sea estatizada. Sin embargo, explicó que “los sueldos los pagará el Estado”. En cualquier dependencia estatal, el grueso de los egresos los conforman los gastos en sueldos y cargas sociales.
Con su creación, el Estado garantiza la continuidad de tres carreras, Trabajo Social, Derecho y la licenciatura en Historia que también forman parte de la oferta educativa de universidades como la de Buenos Aires. Ningún diputado oficialista indagó sobre la cuestión. Para Alfredo Grande, “un organismo de derechos humanos siempre tiene que ser autárquico del Estado” pues “tienden a denunciar y reparar la violación de los derechos humanos de los propios Estados por eso no lo puede administrar ni gerenciar el propio Estado”.
Oscar Natalichio, que estuvo al frente de Extensión Universitaria hasta que fue despedido por Bonafini en el 2009, se pregunta en su libro autobiográfico "Falso Testimonio": “¿Por qué la Fundación funcionaba bien cuando no había recursos y cuando éstos abundaron se generó una crisis terminal?”. Grande sentenció que “cerraron la Universidad Popular por la voluntad de Bonafini y aparecerá otra cosa que ojalá sea buena pero no lo sé ni me importa”.
La apropiación del colectivo Madres de Plaza de Mayo. En sus apariciones públicas, Hebe de Bonafini no hizo referencia al silenciamiento a los docentes críticos, ni a la evasión de impuestos. Mucho menos a la prohibición de crear un centro de estudiantes ni explicó las razones de por qué el Ministerio de Educación no les giró plata adeudada. Tampoco dijo de dónde salieron los supuestos 300 millones que pagó la Fundación por culpa de los Schoklender. En cambio, sí mencionó la operación en una de sus piernas y felicitó a su médico personal que la atendió en su clínica de Ensenada. Evitó recordar que, previamente, había pasado por la clínica privada Otamendi, en la que pagó su internación de tres noches en efectivo.
La titular de Madres contestó a las investigaciones periodísticas utilizando el fantasma del pasado de forma maniquea: “Los que ayer protestaron porque nos daban la universidad son los que estuvieron en la dictadura. Estuvieron con los dictadores. Miraron para un lado o colaboraron directamente. Claro, cómo van a querer que las Madres tengamos un instituto revolucionario, combativo, de derechos humanos, como es el nuestro. Claro que no quieren. Pero éste es el triunfo de nuestros hijos, que son en definitiva ustedes porque nuestros hijos nacen cada vez que hay un pibe que lucha, que pelea, que protesta, que no se calla. Ahí nace. Esto de que están vivos es verdad. Ustedes vieron que tanto hablar de Néstor, tanto decir las Madres que están vivos, también hablamos de que Néstor está vivo. Néstor no murió.”
Una vez más, al igual que los funcionarios del gobierno nacional que respaldaron la estatización de la Universidad Popular como el Ministro Alberto Sileoni, se ampararon en la trayectoria de las Madres de Plaza de Mayo para justificar los desaguisados del presente. El kirchnerismo confunde a las Madres con Bonafini.
El periodismo suele simplificar el negocio de los derechos humanos que realizó este gobierno indagando si la titular de la Fundación aumentó o no su patrimonio personal. Los beneficios de pertenecer están a la vista.
Mientras que a Elia Espen, Madre de Plaza de Mayo que participa en protestas de trabajadores despedidos, la incluyen en el Proyecto X, a Bonafini le estatizan su universidad y festejan la evasión de impuestos como "actos revolucionarios". Pero la doble moral del "modelo" se aplica en Hebe quien se atiende en una de las clínicas privadas más caras del país mientras admite, públicamente, que los docentes de su universidad no cobran desde hace dos años.
Natalichio recuerda la sensación agridulce que sintió cuando la Madre le contó, en el 2009, que su hija Alejandra Pastor se había comprado un departamento en el centro de La Plata. En ese momento, el militante se preguntó cómo la hija de Hebe había logrado conseguir lo que él había intentado en 40 años de trabajo: comprarle una casa propia a su hijo. Durante la década “ganada”, Elia Espen participó en protestas y se bancó las críticas por pensar distinto. Económicamente no le fue tan bien como a Bonafini. Sigue viajando en el tren Sarmiento, cada vez, que visita la Capital Federal.
“Tengo la pata rota pero la cabeza por suerte no se me rompió”, Hebe de Bonafini.