Con más de media hora de retraso, llegaba el jueves Pablo Moyano al encuentro del consejo directivo de la CGT. “¿Los Camioneros van por el paro?”, inquirió PERFIL; “Sí, con toda”, respondió el hijo –y adjunto– de Hugo Moyano. Esa escueta frase fue la única declaración de uno de los referentes más duros de la central. Cuatro horas más tarde, Pablo salía de la Federación Marítima Portuaria, que sirvió de sede alternativa por un corte de luz en Azopardo. Al retirarse, volvió a evitar los micrófonos; pero dejó ver una gran sonrisa.
El transporte –que ya realizó una medida parcial de fuerza sectorial en diciembre– y la industria fueron las ramas que llevaron con mayor fuerza el pedido de pasar a la acción. En contraste, algunos gremios de servicios, liderados por José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), intentaron moderar el ímpetu del plan de acción gremial.
El triunvirato, que había llegado más temprano, buscó evitar un desborde. Quería acordar un plan que le permitiera ir escalando la presión, sin quedar en una encerrona. También deseaba evitar que hubiera lecturas políticas sobre las medidas, algo que no tardó en ocurrir de la mano de voceros del oficialismo.
Durante la reunión, de más de cuatro horas, hubo intercambios y algunos reproches, como el del secretario general Héctor Daer (Sanidad) a Francisco “Barba” Gutiérrez (UOM), a quien acusó de utilizar con fines políticos el armado de las regionales de la CGT. El de los metalúrgicos, con cerca de 9 mil despidos, es uno de los sectores más afectados. A modo de presión, la UOM había anunciado antes del encuentro una marcha para el próximo 14 de febrero.
Los industriales insistieron durante el encuentro en la violación empresarial del pacto antidespidos. La mayoría apuntó a la apertura gubernamental a las importaciones como la principal responsable. El más original fue Agustín Amicone (Calzado), quien llevó como muestra zapatillas importadas que se traen casi terminadas y sólo se les realiza la costura de la suela para convertirlas en “industria nacional”.
En la semana, hubo dos reuniones con autoridades de la cartera de Trabajo para intentar calmar las aguas. Entre las diferencias se marcó la falta de acciones del Ejecutivo ante lo que consideran un incumplimiento del pacto antidespidos, firmado con empresarios y el Estado en noviembre último.
“Resolvimos no participar más de la Mesa de Diálogo para la Producción y el Trabajo mientras dure esta situación crítica con los empresarios y la inactividad del Gobierno”, anunció Daer tras el encuentro.
La segunda medida acordada será una marcha al Ministerio de Producción, el 7 de marzo. El acuerdo fue que los industriales lideren la medida, con el acompañamiento de toda la central.
El último paso acordado es un paro general, para la segunda quincena de marzo. El tiempo que separa al anuncio de la medida hace pensar que podría abrirse alguna instancia de acuerdo. “Si el Gobierno modifica su posición”, aclaró uno de los asistentes.
De concretarse, será el primer paro general desde que asumió Mauricio Macri e incluirá una marcha a Plaza de Mayo. El reclamo de la CGT llegaría entonces a las puertas de la Rosada.