Negar la inflación es como discutir el clima. No hay nada más evidente, más cotidiano, más innegable. Dispuesto a negar el clima, el Gobierno ya no tiene nuevos malabarismos que inventar: el recurso judicial de Moreno frente al juez Catania que derivó en el papelón de citar a la prensa muestra, en el fondo, una gran debilidad.
El kirchnerismo persigue a los números como si pudiera encarcelarlos, y los números se empeñan en sobrevivir hasta en los lugares más inesperados. Ahora le tocó a la tropa propia: Artemio López, en la consultora Equis, acaba de publicar que “los niveles de pobreza e indigencia medidos con la canasta básica de la consultora se mantienen estructuralmente estables y descienden en el margen, para instalarse en torno al 4,8% la carencia extrema de ingresos y alrededor del 20,9% la pobreza”.
La canasta calculada por Equis es de 1.800 pesos mensuales para cuatro personas. Habría, entonces, “8.400.000 ciudadanos pobres, de los cuales dos millones son indigentes, esto es, que su nivel de ingresos no garantiza el acceso a una canasta de costo mínimo que garantice la sobrevida”. Para el INDEC, las cifras son otras: 3.300.000 pobres, el equivalente al 8,3% y un 2,4% de indigentes: 960 mil personas. Dispuesto a una cuenta rápida, Ismael Bermúdez, en Clarín, hace la resta: “Para el consultor Artemio López –escribe– habría 5.100.000 pobres, y casi un millón de indigentes por encima de las cifras oficiales”.
Un informe del CIFRA (Centro de Investigación y Formación de la República Argentina), de la CTA, arroja resultados similares: 22,9% de la población en la pobreza y 6,1% en la indigencia. Sobre el cierre de esta edición se comentaba que, a pedido de Moreno y con la justicia actuando de oficio, Artemio López sería condenado a seis meses de trabajos forzados en Tecnópolis.
(*) Columnista de Libre