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Jubileo fiscal con final inflacionario

El Programa de Desendeudamiento Provincial no es gratuito, ya que las obligaciones que asume la Casa Rosada serán financiadas con recursos coparticipables, es decir, con recursos de las provincias.

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El programa de desendeudamiento provincial presenta proyecciones tanto sobre el terreno político como sobre el plano económico.
En el primero de los casos, la propuesta de la Casa Rosada al establecer un período de gracia de 18 meses, apunta a crear un salvoconducto para que las provincias lleguen sin sobresaltos a los comicios de 2011.

El plan presidencial se produce en momentos en que la Nación y las provincias debaten en el Congreso, proyectos de ley para mejorar la asignación de los recursos, con lo que busca disminuir la presión sobre la coparticipación del impuesto al cheque.

En otras palabras, si las provincias necesitan recursos deberán pasar por Balcarce 50, en esta capital. En el plano económico, el programa contiene varias aristas y proyecta sus efectos por varios lustros.

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En primer término, termina con los descuentos "por goteo" de los recursos coparticipables para atender el pago de las deudas provinciales. Si bien es cierto que la Nación ya había licuado con la pesificación, las deudas provinciales tomadas con el sector financiero en la década del '90, a través del BOGAR 18, los servicios e intereses de este título con ajuste por inflación (CER), eran descontados de la coparticipación que iba a las provincias. A medida que se dispara la inflación, las obligaciones para las provincias se transforman en un alud financiero que amenaza con un nuevo default del interior.

Con el programa lanzado hoy, la Casa Rosada asumirá el mayor costo y los plazos de rescate del título, aunque proyectará sus efectos hacia otros gobiernos futuros. Mientras tanto, las provincias quedarán con una nueva deuda con la Nación en mejores plazos (a 2030) y condiciones (menos tasa de interés).

A esto se le suma la deuda acumulada por el rescate de las cuasimonedas y las derivadas de otros programas financieros.
Este esquema deja a las provincias las manos libres para disponer de mayores recursos y la tentación de ampliar el gasto público.
Sin embargo, este flaco favor de la Nación a las provincias no es gratuito, ya que las obligaciones que asume la Casa Rosada serán financiadas con recursos coparticipables, es decir, con recursos de las provincias.

En síntesis, el plan contiene una clara intención política de cara a 2011, diseñada en la Quinta de Olivos, y por otro lado, seduce a las provincias con un jubileo fiscal y financiero, con importantes consecuencias sobre la tasa de inflación futura que pagarán todos los argentinos.

 

(*) Agencia DYN