En Juntos por el Cambio está cada vez más extendida la idea de que se deben preparar para un escenario de conflicto permanente con el Gobierno, por lo menos desde acá hasta las elecciones. Algunos sectores ya vienen hace tiempo con esa tesitura y critican al oficialismo cada vez que pueden, pero otros, eran más contemplativos y los hechos de las últimas semanas los convencieron de que la tensión irá en ascenso.
De todas formas, en la sede de Uspallata del gobierno porteño seguirán insistiendo (para algunos “sobreactuando”) la idea de retomar los puentes con el oficialismo nacional y provincial para todo lo que esté vinculado a la pandemia. “Tenemos que poder encapsular el tema de las escuelas y separar el resto de las restricciones. No negamos la realidad, pero nuestra mirada apunta a un bienestar integral”, resume un alto funcionario de Horacio Rodríguez Larreta.
“Esto es día a día, tenemos que poder tener estrategia y anticipación”, analiza uno de los principales dirigentes de Juntos por el Cambio, que esta semana estuvo reunido en Uspallata para evaluar y definir posicionamientos ante los diferentes escenarios que se abren. “Es momento de tener mucha templanza y firmeza a la vez, con la radicalización no vamos a ningún lado, cualquiera sea”, explica.
El concepto tiene un destinatario particular: el ala dura de JxC, que también a los ojos de sus críticos termina favoreciendo a la lógica de confrontación permanente. Apuntan al sector que lidera Patricia Bullrich. “Por suerte fue así, porque si no manteníamos una estrategia de confrontación a todo lo que han hecho, ¿sabés dónde estábamos?”, analiza uno de los referentes de ese espacio. Y se responde: “Con el 20% de los votos. Sostuvimos nuestra base, que el año pasado estaba desahuciada”.
“No soportan verse en el espejo de la Ciudad, la gestión de Kicillof es un desastre”, replican
Este lunes habrá una nueva reunión virtual de la cúpula de Juntos por el Cambio. La primera desde que se profundizó la disputa Nación-Ciudad producto de la decisión inconsulta de Alberto Fernández de suspender las clases presenciales en el AMBA. En el medio, los opositores consideran que se profundizó una embestida: críticas del Presidente y Axel Kicillof a Larreta, las denuncias por “desobediencia”, el exhorto de Seguridad para que mejoren los controles en CABA, el tuit de Luana Volnovich acusando a la Ciudad por la baja concurrencia a los vacunatorios del PAMI, la insistencia con que los porteños terminan atendiéndose en el Conurbano.
Por eso, se espera que de esa cumbre virtual surja una cerrada defensa a la posición de Rodríguez Larreta, a quien desde el gobierno nacional buscan dejar como responsable ante un eventual colapso. “No soportan mirarse en el espejo de la Ciudad, la gestión de Kicillof es un desastre”, replican desde JxC, quienes evalúan que toda la tensión se generó a raíz del temor del gobernador de un desborde en el Conurbano. Es allí donde, por un lado, se están registrando la mayor cantidad de fallecidos y, por el otro, donde los controles a la circulación se vuelven más difíciles de realizar.
Sobre esa lógica basan su argumentación de que el kirchnerismo, de Cristina Kirchner para abajo, está decidido a profundizar las “embestidas”. “Están buscando sacarse las culpas. Todo lo que va mal es por responsabilidad de otros, en lugar de trabajar para cambiar”, asevera una voz del ala más dura. “Fue lo que hicieron siempre…algunos abrieron el huevito y vieron la sorpresita y era un Fernández peleador, cuando creían que se venía un Fernández amigable”, ironiza.
La tensión llevó a que Larreta lograra fortalecerse en la discusión interna de JxC, ya que corrió de escena a los más confrontativos. Es que el clima político llevó a que hasta Rogelio Frigerio, de los más conciliadores, terminara siendo apuntado esta semana: “Antes el Ministerio del Interior apretaba gobernadores”, dijo Santiago Cafiero anteayer.
Elisa Carrió, por su parte, también entró en el oscilante juego de moderación y confrontación. En una entrevista pidió “llevar tranquilidad” a la gente y trascartón alertaba que está cerca un nuevo “que se vayan todos” y un Rodrigazo.