Néstor Kirchner acaba de entregar buena parte de su destino partidario a Carlos Reutemann, en una muestra de su aislamiento creciente en su fortaleza peronista: mientras el senador santafesino mantenga su pulgar hacia arriba, Kirchner podrá resistir los embates del nutrido lote disidente, encabezado por su ex padrino político, Eduardo Duhalde; pero eso podría variar si a Reutemann se le ocurriera, en el futuro, sumarse a quienes cuestionan ya muy abiertamente el liderazgo kirchnerista, con las lógicas repercusiones que eso tendría para el gobierno de Cristina Kirchner.
Es que con su reunión en Olivos de una hora y media Kirchner realzó la figura de Reutemann, elevándola a una suerte de muro con el cual intenta parar la sangría interna. La foto que distribuyó Presidencia muestra un Kirchner que aún no ha logrado reponerse de la dura derrota que le propinó el campo, pero que probablemente no tuvo o no vio otra salida al jaque que le prepara Duhalde que convocar al senador santafesino. Busca con ello recuperar un poco de oxígeno y salir de la defensiva.
De acuerdo con los voceros del ex Presidente, hablaron del conflicto entre el gobierno y el campo; del Partido Justicialista y de las elecciones del próximo año, en la que Reutemann buscará renovar su banca en la Cámara Alta. Y convinieron en una próxima cita del senador con la presidenta Cristina Kirchner.
Mientras, Duhalde continúa recibiendo adhesiones tanto en sus giras triunfales por los distritos díscolos como en la sede porteña de su Movimiento Productivo. Y, aunque dice que no aspira a sentarse otra vez en el sillón de Rivadavia, se lo ve tan entusiasmado en su armado anti K que despierta suspicacias, dentro y fuera del peronismo.
Algunas de esas suspicacias alcanzan por ejemplo a Reutemann, quien sostiene que su próxima gran pelea debe ser los comicios de 2009. "Después se verá qué tiene cada uno", les dice a sus íntimos.
Reutemann confía en seguir siendo el hombre fuerte de Santa Fe y, según sus colaboradores, se siente más cómodo con los cordobeses, en especial con el gobernador Juan Schiaretti, que con los bonaerenses de Duhalde.
El peronismo anti K se ve tan cerca del poder que ya comienzan a verse algunas grietas entre ellos.
*Editor del diario Perfil.