De la famosa noche del invierno del 2008, cuando Cobos les arruinó la tan necesaria "caja" con su "voto no positivo", se cuenta que Néstor le habría ordenado a Cristina que renunciara. Ella se negó a hacerlo y lo insultó sugiriéndole que en todo caso se fuera él. Esto le valió, cuentan, que el presidente paralelo, su marido, le propinara una sonora trompada. El golpe fue en serio y a Cristina hubo que trasladarla. Algunos dicen que a Olivos, otros juran que recaló en una clínica.
El episodio pasó a la historia inmedianta como "la noche de la 125". Todas las infidencias concuerdan que Alberto Fernández fue testigo de aquella "tinellización presidencial".
En los días sucesivos el consorte insistió con la renuncia. Cristina entonces le habría contestado: "Es muy fácil diseñar la estrategia de renunciar y tirarle el gobierno por la cabeza al vicepresidente, total la boluda que lo tiene que hacer soy yo". Más calmo, Néstor le habría acusado de estar siempre pensando en ella. "Es por el proyecto, Cristina, salvo que creas que es mejor tener que irte hecha mierda más adelante". Esta escena terminó de desesperar a Fernández y ya no hubo manera de retenerlo. Con su partida, Cristina perdió un apoyo de cuya falta nunca se repuso.
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