Una moto con dos ruedas delanteras estacionada, el pelo canoso aplastado hacia atrás y un caminar que recuerdan que casi pierde la pierna de un disparo. Alberto Kohan es uno de los contados funcionarios que estuvieron al lado del presidente Carlos Menem desde el primer día de su gestión y hasta el último. Catorce años desde que dejó su cargo como secretario general de la Presidencia, Kohan conversó con Perfil.com, defendió la década menemista, criticó al periodismo y dijo que volvería a hacer todo de vuelta.
- Perfil.com: ¿Cuál es su balance de la década de Menem a 14 años de finalizada?
- Alberto Kohan: Hubo muchas cosas que se tendrían que haberse hecho mejor o no haberlas hecho, pero el balance fue positivo. El balance lo defiendo entre el país que recibimos y el que dejamos, una diferencia astronómica. Recibimos un país con 5000% de inflación y 60 millones de dólares en el central. Nos fuimos con un país estabilizado, respetado en el mundo y le dejamos a (Fernando) De la Rúa 35 mil millones de dólares. Los más jóvenes nacieron con el celular, luz y gas. Cuando llegamos se cortaba el gas en invierno, no había teléfonos y la luz tenía cortes programados todos los días. No existía el puente Rosario-Victoria, los ríos dragados...este gobierno ha tenido la cosecha más alta y los mejores precios de la historia y no es porque llovió mucho. Pero nosotros dragamos los ríos, impulsamos la siembra directa, el polo petroquímico de Bahía Blanca, la ruta 2, que dejó de ser la ruta de la muerte. Nadie hace todo bien, pero defiendo el balance.
- ¿Y su balance de la década kirchnerista?
- Hay que hacerlo al final del gobierno. Por un lado destaco que puso a los jóvenes a militar, sólo que no les enseñó a dialogar. Pusieron en marcha distintos sectores, la política de subsidios fue exagerada, pero injusta. Sin embargo, hay que esperar a que termine el gobierno para saber cómo fue.
- ¿Qué opinión le merece las diferencias entre el gobierno de Menem y el de los Kirchner, teniendo ambos un sello partidario en común?
- Hay que separar. Defiendo la decisión que tomamos con los indultos, fue la forma que encontramos para resolver una situación. Nosotros tuvimos a Seineldín que nos quiso sacar y terminó preso con cadena perpetua, lo terminó indultando Duhalde. En nuestro caso indultamos a militares y a civiles, eso no lo recuerdan. Con las estatizaciones, nosotros teníamos 20 millones de toneladas de soja a 20 dólares la tonelada. Hoy, con 120 millones de toneladas a 500 dólares, el país puede darse el lujo de comprar empresas, pero no se puede dar el lujo de poner fortunas todos los días en empresas que todavía no se sabe que va a pasar. Tampoco se puede poner 15 mil millones de pesos todos los años en subsidios al transporte. En algún momento todo se va a tener que revertir. Son tendencias en un momento determinado. En su momento no teníamos recursos y tuvimos que poner el país en marcha con lo que teníamos, e hicimos funcionar el país así. Este gobierno ha tenido recursos y estatizó lo que ha creído que había que estatizar. Veremos qué dice el tiempo. Cuando llegamos al gobierno, todas las comunicaciones era estatales y nosotros las pasamos a manos privadas. Eso no se tocó. Fijate que con el precio del petróleo ahora, no estuvo mal reestatizar YPF. Cuando llegamos al poder, YPF era la única petrolera del mundo que daba pérdida. Hoy, en una de esas, la hubiéramos estatizado.
- ¿Y sobre el sistema ferroviario?
- Si hubiéramos tenido plata habría sido otra cosa. La red ferroviaria comenzó a desarmarse en los setentas. Tendríamos que haberla agrandado y mejorado, pero nadie se acuerda que el Belgrano Cargas se lo dimos a los que lo podían operar. Si hoy fuéramos un país que generara confianza a nivel internacional, es un buen momento para hablar del tema, pero necesitás inversión con confianza. Nosotros tratamos de mejorar lo mejorable y se notó en los ferrocarriles metropolitanos. Para hacer lo que queríamos hacer necesitábamos del dinero que no teníamos. Pero es fácil echarnos la culpa a nosotros. Si hasta me acuerdo que en el año 78 se vendían durmientes para hacer fogatas.
- ¿Tiene vínculos con miembros de este gobierno?
- Sí, tengo muchos amigos y algunos enemigos. En general tengo muy buen trato con la mayoría. A todos los conocía de antes: Kirchner era gobernador, Cristina senadora, Puricelli, Rossi… toda gente que conozco de siempre.
- ¿Cuándo y por qué fue la última vez que habló con Menem?
- Hace uno o dos meses. Hablamos a nivel afectivo. Él está tranquilo en su casa y a esta altura sólo hablo de la vida. Llevo con Menem la misma cantidad de años que llevo de casado, cuarenta años. No tengo otra cosa que el reconocimiento y el orgullo de haber estado al lado de él tantos años.
- ¿A qué se dedica actualmente?
- Ando mucho por el país y por el exterior, visitando amigos. He estado dando conferencias sobre la Argentina. Dí dos en la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, entre otras. Afuera voy a defender el país, nunca hablo del gobierno. Acá defiendo lo que hemos hecho. Asesoro a empresas cuando me convocan. Doy mi opinión, charlas a grupos empresarios. No puedo cobrar la jubilación hace dos años, está demorada en la Anses por alguna razón.
- Ahí no tiene amigos...
- Pareciera que no.
- ¿Es el PJ el único capaz de gobernar?
- Es el que tiene la mayoría de todos los gobiernos del país. Hay algo que no tienen en cuenta los que no quieren al peronismo: nunca se va del gobierno antes de tiempo, lo tienen que echar, mientras que el radicalismo nunca termina los mandatos. El peronismo tiene vocación de poder. Hoy no hay peronismo, sino peronistas perdidos porque no tenemos internas ni conducción formal. Una medida inteligente es una elección interna. Al no tener el peronismo representatividad electa, surge cualquier cosa porque todos se arrogan la representatividad. Si el peronismo no encuentra su organicidad puede desaparecer como partido. Hoy estamos como antes de la batalla de Caseros. No hay nación, hay territorios gobernados por caudillos que arreglan con el poder central lo que necesitan. Se habla mucho en contra del peronismo pero es el que más muertos ha tenido, el que más persecuciones ha sufrido, el que más tiempo gobernó en la historia argentina. Y el que más beneficios dio a todos los argentinos, le guste a quien le guste. ¿Alguno no quedo contento? Bueno, no se puede contentar a todos.
- ¿Cómo era la relación de Néstor Kirchner gobernador con el gobierno de Menem?
- El único gobernador que nos apoyó en la interna de 1988 fue el gobernador de Santa Cruz, Ricardo Del Val. Con Kirchner siempre hubo una relación difícil en lo político, pero muy fluida en lo institucional. El último acto que tuvimos en Santa Cruz fue la inauguración del hospital en el que Kirchner estuvo internado. Hubo actitudes de Kirchner o de Cristina que uno no compartió y que dolieron...
- ¿Extraña la función pública?
- A veces sí. Fueron diez años de corrido, más los cinco años previos. Se extraña la adrenalina, la vorágine. El que te diga que no extraña el poder es porque nunca lo tuvo.
- ¿Cómo es su situación actual en la Justicia?
- No me quedan juicios hoy. En el único que tenía fui absuelto por unanimidad del Tribunal. Juicio oral, 15 años de proceso 19 de investigación.
- ¿Por qué demora tanto la Justicia en resolver?
- No creo en eso de “hay que esperar a que termine un gobierno”. Me avergonzaba ver a Fernando De la Rua en la sala de al lado. Era deprimente. O Menem, que fue 20 años a juicio. Se demoran porque no tienen consistencia y tienen más fundamentos políticos que jurídicos. Es un país raro en el que todos los próceres murieron en el exilio, donde se espera a que un presidente termine para ver si va preso. Así no recomponemos un país. Yo quiero que los juicios contra los funcionarios tengan un máximo de un año.
- Algunos sostienen que avanzar judicialmente también es una forma de consolidar poder frente a un gobierno anterior.
- Sí, lo ven así. Pero fijate cómo le fue a De La Rúa, que metieron preso a Menem y se fue al año. ¿Qué poder consolidó? Muchos jueces dicen “me presionaron”. Que renuncien y se vayan a trabajar de abogados si no pueden resistir presiones. Acá también tienen que ver ustedes, los medios. Cada vez que escucho a Carrió hablar... ¿Te acordás de las cajas que iba a traer de no sé dónde? Nunca aparecieron. Y yo terminé haciéndole juicio a una señora que no tiene ni las zapatillas a su nombre y que terminó diciendo que yo no estaba en las cajas. Pero antes me comí siete tapas, conferencias de prensa, notas en Noticias. Nosotros eliminamos el delito de desacato, este gobierno eliminó calumnias e injurias. Sin embargo el que metió preso a periodistas fue Alfonsín y nadie lo dice.
- ¿Sigue sosteniendo que no hubo corrupción en la década del 90?
- No hay gobiernos corruptos, hay corruptos en gobiernos. Es fácil hablar de corrupción, lo difícil es probar qué es verdad y qué mentira. La corrupción existe en el ser humano y pasa en los gobiernos, en la Iglesia y en el periodismo. Eso no implica que sean las instituciones corruptas. Desde el 2001 se ha cuestionado a las instituciones, pero si no tenes instituciones no tenes sistema, y si no tenes sistema, no tenés país. Si alguno se equivoca, bueno, se equivoca. Cuánta gente maneja y no todos cruzan el semáforo en rojo.
- ¿Rescata a alguien de la actual gestión?
- Hay funcionarios de nivel que trabajan mucho, aunque uno esté o no de acuerdo. Y siempre hay que tener en cuenta que la gente elige al Presidente, a los funcionarios los elige el Presidente.
- ¿Lo atrae algún candidato?
- No. Yo viví una gran pasión. Y cuando uno vivió una gran pasión, puede tener afectos, pero nunca otra pasión. No me gusta nadie en particular. Creo que cualquiera de los que están dando vuelta son buenos en su gestión. Macri ha hecho una buena gestión en la Ciudad, Scioli hace lo que puede, Massa es atrayente, pero ninguno en particular.
- ¿Es necesario el hermetismo sobre la salud presidencial?
- Ellos (el Gobierno) han comunicado a través del vocero. Tampoco podés hacer un queso, no es una supermujer. ¿Qué pretenden? No van a abrir el sanatorio para que entre el periodismo. A mí me deja tranquilo la institucionalidad: no hay miedo a qué va a pasar. Y si uno sale de estos diez kilómetros alrededor de la Plaza de Mayo, a la gente le importa si cobra el sueldo, si podrá cambiar la camioneta, si la cotización de la soja. Si no fuera así, ustedes venderían dos millones de ejemplares.
- ¿Volvería a hacer y defender todo lo que hizo y defendió de 1989 a 1999?
- Sin el diario del lunes, sí. He estado convencido del peronismo, del proyecto de Menem y del país que queríamos hacer. Un país que fuera respetado. Todo lo hice convencido. No llegué porque me sumé o porque me llamaron para sumarme, fue un proyecto que pensé con Menem y unos pocos más. Fuimos a interna contra 14 gobernadores, nadie nos daba un peso...
- ¿Le gustaría volver?
- Sí, no tengo problemas. Es difícil que me llamen, por lo menos este Gobierno. No lo haría al mismo ritmo, tengo varios años más. Para ejercer el poder necesitás buen estado físico.