La consigna llamaba a "reventar la Plaza de Mayo". En los hechos eso no ocurrió: la concurrencia fue masiva, pero no así la efusividad de los presentes, que poco se contagiaron los con "viva la Patria" de Daniel Aráoz y la "cacerola de teflón" de Ignacio Copani.
No obstante, Cristina se dio el lujo de ingresar al acto como una verdadera estrella de Hollywood. ¿Por qué? Porque para la ocasión se instaló especialmente una alfombra roja en las escalinatas de Balcarce 50, que estuvo lista minutos antes de que la Presidenta saliera a escena para despotricar contra el campo y su dirigencia.
Fue una plaza más de apoyo al Gobierno, pero para Cristina tuvo un andar distinto: ingresó a la Plaza rodeada de flashes, con toda su comitiva de funcionarios, y sus tacos que no tocaron el cemento, sólo el suave terciopelo de la alfombra roja presidencial. Como una reina.