Ca-ban-dié. Asumir un nuevo nombre y un nuevo apellido debe ser difícil. Una forma compleja de pronunciar una nueva palabra, un modo distinto de ser. Debe implicar aprender a pronunciar una nueva identidad, una forma del cariño, un rol. Difícil. Más aún si ese apellido y ese nombre corresponden a quienes fueron asesinados por los padres de crianza de quien aprende. Traumático. Esas son las circunstancias que atravesó, como centenares de hijos de desaparecidos, Juan Cabandié. Durante un cuarto de siglo, Cabandié vivió en la incertidumbre, criado por Luis Antonio Falco, un policía de la Federal que un día llevó a un bebé a su casa para “adoptar”, según acordó con su mujer, que ya no podía tener hijos. Falco sabía que el bebé había nacido en la Escuela de Mecánica de la Armada, un lugar donde se erigía uno de los mayores campos de concentración de la dictadura. Un campo de concentración donde había nacido Juan Cabandié. Su padre había sido Damián Abel Candandié, de 19 años, que fue secuestrado y llevado al campo de concentración de la Escuela de Mecánica de la Armada. Pocas horas después fue secuestrada su madre, embarazada ya de Juan Cabandié, llamada Alicia Alfonsín, de 17 años. En marzo o abril de 1978 el bebé nació y fue llamado “Juan” por su madre. Fue criado por la familia Falco, regida por un policía. En 2003, decidió averiguar por su origen. El maltrato cotidiano que recibía por parte del policía Falco instauró en él la duda. El 26 de enero de 2004 pudo conocer la verdad sobre su origen. Cabandié había sido secuestrado y criado por una familia policial ajena a la suya. A partir de ese momento se unió a los organismos de DDHH y militó por el reconocimiento de su verdad. Luego de ser uno de los oradores que anunciaron la recuperación de la ESMA para la población en general, fue uno de los principales animadores del kirchnerismo, no sólo como primer legislador del FpV porteño, sino como un referente de La Cámpora en la Legislatura porteña y el kirchnerismo en general. En mayo de 2011, en ausencia de su apropiador, Cabandié escuchó el fallo de la jueza María Romilda Servini de Cubría que condenó a Luis Antonio Falco a 18 años de prisión por el delito de retención y ocultación de un menor de 10 años, alteración de estado civil y falsedad ideológica de instrumento público. Su hermana de crianza, Vanina Falco, quien había dejado la vivienda familiar por las reiteradas agresiones de Falco, declaró en el juicio contra su padre y determinó su estadía en el penal de Marcos Paz.
En la actualidad, Cabandié goza del prestigio de ser uno de los interlocutores directos de la presidenta Cristina Fernández, una relación promovida por el ex presidente Kirchner, que contaba a Cabandié entre sus favoritos. La reacción de Cabandié frente a la agente de tránsito Belén Mosquera plantea una merma considerable de su intención de votos en las elecciones que se desarrollarán el 27 de octubre de este año.
El pacto macristinista
Una de las sesiones más escandalosas que protagonizó Juan Cabandié fue aquella en la que la Legislatura aprobó la entrega de tierras fiscales a realizadores de negocios inmobiliarios. Una norma aprobada a las 2 de la mañana del 2 de noviembre de 2012. La norma legislativa permitió que tierras fiscales fueran cedidas a los negocios privados, a la vez que se dejó en el desamparo a miles de ocupantes de edificios de raigambre estatal. Cabandié no sólo levantó la mano a favor del pacto PRO-K, sino que fue uno de sus impulsores, a pesar de la oposición del público, que se había manifestado en varias audiencias públicas. A tal punto que, según testigos, Cabandié –después de levantar la mano a favor de la ley– le pegó una piña a un militante filokirchnerista de la agrupación El Hormiguero. Luego, la ley que permitió que se venda el Mercado del Plata y grandes hectáreas al negocio inmobiliario fue aprobada.