Lo que podría bautizarse como "La Cámpora Kids" es una realidad. Parte de la base para incorporar las almas infantiles a actividades sociales surgió con el programa "Florecen 1000 flores, pintamos 1000 escuelas" que se ejecutó en dos etapas en todo el país, con recursos del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y de las direcciones de la juventud de cada provincia.
A cada escuela a pintar, el Gobierno le otorgaba 15 mil pesos para la adquisición de materiales y otros 3.500 pesos para viandas. La tarea noble de reparar escuelas y que implica que algunos que más tienen arreglen los colegios que utilizan los que menos tienen se hacía organizada por el Ejecutivo, pero capitalizada políticamente por La Cámpora y las organizaciones juveniles afines al kirchnerismo. De hecho, parte de la actividad consistía en asistir a charlas en las que se les hablaba a los alumnos de las políticas emblemáticas del Ejecutivo, como la Asignación Universal y el DNI.
Desde la dirección de políticas juveniles de Salto se convocó, por ejemplo, a los alumnos a "participar, contribuyendo a su organización en torno a objetivos colectivos y propiciar su participación activa en acciones que generen bienestar a toda la institución.
Esto favorece su posicionamiento como sujetos capaces de intervenir y modificar la realidad circundante". La convocatoria, que se hizo a través de la web, añade que para promover dicha participación se propuso la realización de las jornadas solidarias denominadas "Campañas nacionales juveniles Néstor Kirchner".
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