“Vos no sabés lo que es el dolor” le dijo Cristina Fernández de Kirchner a Zulma Ojeda, en Casa Rosada el 6 de marzo del 2012. Doce días atrás, la mujer de 53 años había enterrado a su hijo Carlos Garbuio de 32. El encuentro se produjo luego de que la mamá del joven dijera en el programa televisivo AM, emitido por Telefé y conducido por Leo Montero y Verónica Lozano, que Cristina no sabía lo que era el dolor pues “nunca salió a decir que estaba con las familias de la tragedia”. En la nota, Zulma pidió tener la posibilidad de enfrentarse, cara a cara, a la Presidenta a quien había votado y admiraba “terriblemente”, mirarla a los ojos y “decirle lo que sentía”.
Su hermana, Elisa Ojeda, dialogó telefónicamente en FM Identidad sobre ese encuentro con la Presidenta: “Si vos buscas lo que pasó con el ex Presidente y Cristina, el relato de mi hermana no encajaba. Pero lo que Cristina le contó a ella fue lo que más la acercó a mi hermana a la Presidenta. Era una pérdida. Después lo volví a hablar y a preguntar. ¿Y sabes qué? El relato vuelve a ser el mismo. Zulma no lo soñó ni se lo imaginó. Se lo contó Cristina. Entonces, si es verdad o no, no lo puedo saber. Si le contó una mentira o una fantasía para acercarse al dolor de mi hermana o sentir una especie de empatía, no lo puedo saber”.
Elisa explicó que la Presidenta empatizó con Ojeda aludiendo la experiencia personal de su marido, Néstor Kirchner, quien perdió a su hermano: “Que el dolor de su suegra le recordaba el dolor de mi hermana. Entonces mi hermana tiene muy presente ese relato y se lo guardó mucho tiempo porque, si bien no la unía, entendía a Cristina. Que le había llegado más. Ese es un relato difícil de entender porque te acerca”.
Con esa historia comienza el nuevo libro de Luis Gasulla El negocio de la impunidad. La herencia K. Luego de entrevistar a dos personas que estuvieron presentes en ese encuentro y chequear la información con la familia de Zulma Ojeda, el autor pudo reproducir el diálogo entre ambas.
“Las paredes oyen y, más aun, en Casa Rosada”, le dijo la Presidenta de los 40 millones a la mujer que lloraba la reciente muerte de su hijo, mientras la tomaba de un brazo. “He visto sufrir a mi suegra la muerte de un hijo. Nunca lo conté pero, hace muchos años, Néstor tenía un hermano, que fue a comprar cigarrillos y lo mataron. En sólo diez minutos, todo puede cambiar. Como le pasó a tu hijo que salió de tu casa y no volvió. Por eso te entiendo, lo mismo le pasó a mi suegra”, relató Cristina a Zulma en esa conversación.
Zulma se identificó con su dolor y sintió que, por primera vez en todo el encuentro, la Presidenta era una mujer común, como ella, que se mostraba tal cuál, como una más. La charla la escucharon, atentamente, las hijas de Zulma quienes, meses después comentaron los detalles del presunto hermano fallecido del ex Presidente y del dolor que provocó en la suegra de Cristina, María Juana Ostoic Dragnic quien falleció el 31 de julio del 2013.
Esta semana salió publicado el libro de Gasulla y Elisa Ojeda ratificó el contenido del capítulo sobre la tragedia de Once: Afirma que “si la Presidenta le mintió, es muy doloroso que sea así. Si no es real lo que contó, es perverso. Yo no le mentiría alguien, diciendo "se me murió tal o cual persona” para tener empatía con la víctima”.
"Hasta ahora, el relato suponía tergiversar datos de la realidad degenerándola. La historia que la Presidenta le contó a Zulma Ojeda, va más allá", lanzó por último Luis Gasulla, el autor de El negocio de la impunidad. La herencia K.