POLITICA
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La fórmula brutal: jefes poderosos y patotas temibles

Así podría titularse el manual del pragmatismo justicialista. Nadie mejor que el Presidente para saber de qué se trata.

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Aunque el Presidente se haga el distraído, y diga que todo es una conspiración contra él, nadie mejor que Kirchner para saber de qué se trata. Por cada líder del PJ siempre hay una patota a su servicio. Por cada presidente que no puede explicar su fortuna -llámese Menem, Duhalde o Kirchner-, hay personajes temibles encargados del "trabajo sucio". Tal vez sea ésa la gran diferencia del PJ con cualquier otro partido político: los analistas gustan llamarlo "pragmatismo".

Hasta los aspirantes a líderes -como Alberto Fernández, el jefe de Gabinete-, aprenden de ese manual. Alberto F. ya maneja esas dos variables: no puede explicar su nivel de vida, y días atrás un protegido suyo repartió garrotazos a mansalva en el Hospital Francés.
Así como hay un Quiroz por cada Moyano, también hay un Rudy Ulloa por cada Kirchner. Aunque en los últimos años el PJ mantuvo una convivencia inédita y hacía rato que no andaban a los tiros, el traslado de Perón reflotó el combo.

Esa fórmula brutal -jefe rico, patota temible- cierra aún más con el deseo natural del resto de la sociedad: un liderazgo fuerte (dentro del PJ y, por ende, en el país) que evite los tiros. Larga vida, entonces, a jefes ricos y seguidores patoteros... pero no nos peguen. Si todos somos peronistas... ¿no?

* Editor ejecutivo de NOTICIAS