Politólogos latinoamericanos advierten sobre los riesgos de un giro a la derecha en la región, si los actuales gobiernos frustran las expectativas generadas en los pueblos. El chileno Juan Carlos Gómez y el mexicano-guatemalteco Carlos Figueroa dijeron en Montevideo que "los gobiernos (progresistas de la región) se enfrentan a la disyuntiva de la ruptura (con el neoliberalismo) o la continuidad".
Ese es el subtítulo de un libro, presentado hoy en la capital uruguaya, que reúne análisis sociológicos sobre la actualidad latinoamericana, realizados por expertos de Argentina, Brasil, Uruguay, Chile, Bolivia, Ecuador y España. "La nueva política en América Latina" es un ejemplar de 300 páginas en el que los especialistas plantean las limitaciones y posibilidades de los gobernantes en la actual coyuntura.
Gómez dijo hoy que los nuevos gobiernos, genéricamente llamados de izquierda, "muestran cierta flexibilidad social, pero no necesariamente rompen con el neoliberalismo de los años 80". "Los procesos de Venezuela, Bolivia y ahora, aparentemente en Ecuador, muestran cambios reales y efectivos que apuntan a romper con el neoliberalismo y dan paso a un modelo de desarrollo económico, político, social y cultural, pero no se puede decir que sea el socialismo del Siglo XXI todavía. Están buscando, sin tener claro de qué se trata".
Figueroa, a su vez, sostuvo que el surgimiento de estos gobiernos de corte "populista" o tendencia izquierdista, moderada, "es el resultado del desencanto de los pueblos hacia los modelos de los últimos 20 años, tras las caídas de las dictaduras en la región. Pero, contrariamente a lo que muchos creen respecto de la homogeneidad de muchos de los actuales gobiernos latinoamericanos, el mexicano-guatemalteco plantea "reservas y moderación" para calificarlos, evitando ponerlos a todos en un mismo nivel.
El estudio distingue entre lo que denominan "Nuevos Gobiernos Institucionalistas (NGI) o Gradualistas" y los "Nuevos Gobiernos Decisionistas" (NGD), de tono más "populista". En el primer grupo ubican a Brasil, Uruguay y Chile, mientras que en el segundo aparecen Venezuela, Bolivia y Ecuador. En una situación indefinida se encontraría el caso de Nicaragua.
Argentina es considerado un "híbrido" de ambos grupos ya que no está muy claro hacia dónde va la administración de Cristina Fernández, continuadora de la de su esposo, Néstor Kirchner. El chileno Gómez Leyton dijo hoy que "vienen tiempos de reformulación de los modelos, "incluso de las democracias liberales representativas, que se han agotado en América Latina".
Según este experto, "para estas democracias representativas neoliberales, el mejor ciudadano es el que participa del mercado y no de la política". "Esto ha provocado que las sociedades se vuelvan apáticas y, no participar refuerza los mecanismos de dominación actual", subrayó. Sin embargo, Gómez Leyton reconoció que "no está aún muy claro cuál es el modelo de democracia" que deber imponerse como sustituto.
"Algunos sectores hablan de democracia social participativa, que supone un elemento fundamental, que es la gran responsabilidad de los ciudadanos, quienes deben estar profundamente activos en la política". Insistió que "muchas veces el ciudadano quiere ser participativo en el consumo, pero no en la política". "No hay convencimiento que la política puede solucionar algo. Eso dificulta el tipo de democracia a construir", advirtió.
Para que se profundicen los cambios en el continente "hay que tener una ciudadanía muy activa, que algunos (países) tienen, pero otros no". El sociólogo chileno marcó las "ebulliciones" que se producen a veces en algunos países, con salida de mucha gente a las calles. "Pero ello no significa modificación de los problemas de fondo", acotó.
Dentro de los posibles escenarios futuros, los expertos advierten que podrá plantearse una profundización de los modelos que apenas se esbozan en algunos países, o generar desencanto, como consecuencia de frustraciones de la gente.
En ese sentido, América Latina mantendría un modelo neoliberal "ajustado y moderado, que no ser el capitalismo salvaje, pero tampoco un rompimiento definitivo con el neoliberalismo", sentenció el chileno Gómez.