José Ignacio Rucci sigue librando sus batallas: la Sala Segunda de la Cámara Federal ordenó hoy al juez Ariel Lijo que profundice la investigación del asesinato del exsecretario general de la CGT, que, según mi libro Operación Traviata y los indicios reunidos por el propio magistrado, fue realizado por Montoneros en el marco de una disputa de poder entre este grupo guerrillero y el general Juan Domingo Perón.
De acuerdo con el fallo de la Sala Segunda de la Cámara, la más independiente del gobierno de la presidenta Cristina Kirchner, el juez Lijo debería citar a los testigos aportados por la hija de la víctima, la diputada Claudia Rucci, entre ellos el ex número 1 de Montoneros, Mario Firmenich, y el flamante ministro de la provincia de Río Negro, Fernando Vaca Narvaja.
El asesinato de Rucci ocurrió el 25 de septiembre de 1973, dos días después del tercer triunfo electoral de Perón, de quien la víctima era uno de los colaboradores más cercanos y pieza clave en el pacto social entre empresas y sindicatos.
Testigos convocados por Lijo ya señalaron que aquella misma tarde Firmenich fue a la redacción de la revista partidaria El Descamisado y les dijo: "Fuimos nosotros", y les explicó por qué lo habían hecho.
La Sala Segunda de la Cámara Federal entendió que Lijo se había detenido más en descartar hipótesis alternativas a la autoría de Montoneros que en profundizar la investigación en esa línea, por ejemplo si esta organización político militar contó con algún tipo de colaboración de funcionarios de la provincia de Buenos Aires, que en aquel momento estaba gobernada por Oscar Bidegain, un aliado de Montoneros.
En agosto pasado, el juez Lijo sostuvo que el crimen no podía ser considerado un delito de lesa humanidad precisamente porque todo indicaba que había sido cometido por Montoneros y que, en consecuencia, estaba prescripto por el paso del tiempo, según el criterio adoptado por el gobierno nacional y la Corte Suprema de Justicia.
El crimen fue conocido como Operación Traviata, una analogía con esa marca de galletita, que tenía 23 agujeritos. El cadáver de Rucci, que fue emboscado cuando salía del departamento que ocupaba con su familia, tenía 25 balazos.
(*) Especial para Perfil.com.