Mejorar el funcionamiento del Poder Judicial aparece como la principal prioridad de los encuestados entre las opciones para resolver el problema de la inseguridad. Esto abona la teoría del Gobierno, que en 2013 propuso una reforma judicial sobre la base de la poca transparencia y la inacción de los magistrados. Esa reforma fue declarada, en parte, inconstitucional, por la Corte Suprema de Justicia. El indicador también está en sintonía con los que políticos –del oficialismo y la oposición– la llaman “la puerta giratoria”, es decir, delincuentes que son arrestados y liberados al día siguiente. Eso fue lo que ocurrió, por ejemplo, con el ladrón que atrapó y defendió de un linchamiento el actor Gerardo Romano, quien salió a las once horas de ser apresado. Si bien esto no significa que la decisión del juez esté al margen de la ley, es algo que irrita a todas las clases sociales (baja, media y alta), según los registros de Ipsos Mora y Araujo-Livra.
La educación es la segunda prioridad entre los que votaron cómo resolver la inseguridad. Sería una forma de inclusión social, porque la exclusión es uno de los principales motivadores del delito. Lo dijo ya el papa Francisco, quien abogó por erradicar la exclusión de la sociedad como una forma de frenar la violencia. Estas palabras las escuchó la propia presidenta Cristina Kirchner de boca del pontífice. Y se las repitió a varios dirigentes argentinos que recibió en el Vaticano.
Recurrir a penas más duras para los que delinquen es la tercera opción entre los que votaron. Los jóvenes y los de clase baja son los que más apoyaron esta alternativa. Que la clase baja la apoye indica también que son los que más sufren la inseguridad, porque son al mismo tiempo los más vulnerables. Es la clase baja también la que más respalda que para resolver la inseguridad la solución es que haya mayor cantidad de policías en las calles, como elemento de disuasión. El rango etario que más se inclina por esta opción son los mayores de 60 años.
Reducir el nivel de pobreza, otra forma de hacer inclusión social, es la cuarta posibilidad para los encuestados. Los mayores de 60 años son los que más abonan esta teoría en la encuesta. Creen que la delincuencia se origina entre los que menos tienen y carecen de recursos y oportunidades. Otro aspecto abordado en las prioridades para resolver la inseguridad es qué hacer con los que salen de la cárcel. Darle mayores posibilidades de reinserción a los ex presidiarios figura sexta en la lista, pero en opinión dividida. Casi un 30% cree que es innecesario. El 70% apuesta por otorgarles una salida a los que pasaron por la cárcel.
A la hora de estudiar cómo salir de la inseguridad, también con opinión dividida, aparece la posibilidad de que los vecinos organicen programas de vigilancia vecinal. La proporción también es 70 a 30 %. A la última opción a la que recurren los encuestados es a la pena de muerte, en una decisión que como es polémica, aparece muy dividida. Hay un 38% de los encuestados que cree necesaria la pena capital y un 56% que está en contra. Los jóvenes son los que más la apoyan, muchos de ellos de clase baja.