POLITICA

La revista "Todo es historia" cumple 45

Fue condecorada por la legislatura porteña. Su historia. Galería de tapas. Galería de fotos

Las tapas de "Todo es historia".
| CEDOC

Considerada la revista de historia más importante de nuestro país y una de las de mayor trayectoria entre las revistas de su género en habla hispana, Todo es historia pasa como en puntas de pie por el amplio espectro editorial existente en nuestro país.

Por sus tapas "pasaron" presidentes, cantante, aborígenes, inmigrantes, locos, revolucionarios, ricos y pobres por igual, y hoy, en la época de los multimedios, la digitalización y la banalización de los intereses populares, se aferra a los ideales que le dieron vida.

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Por eso, esta semana fue condecorada por la Legislatura porteña en reconocimiento a sus 45 años de existencia y por "aportar mes a mes claves de la historia argentina para esclarecer el pasado, comprender el presente y mirar el futuro".

 

Fundada en mayo de 1967 por el abogado, periodista, historiador, poeta y ensayista Félix Luna, la revista lleva a cabo desde entonces -de forma ininterrumpida- el trabajo de contar la historia desde el presente, con un archivo de más de 5.000 artículos y 1.600 colaboradores, entre los que se incluyen historiadores o periodistas de renombre y nuevos investigadores que dieron en ella sus primeros pasos.

 

En una entrevista concedida, su directora María Sáenz Quesada, y su editora, Felicitas Luna, hija del fundador de la revista, reflexionaron acerca de los desafíos pasados y presentes del emprendimiento. Apoyadas por un pequeño equipo editorial, en una redacción de la calle Viamonte, atiborrada de ejemplares que pueden adquirirse o consultarse, las entrevistadas aseguran que la revista sale mensualmente con el mismo propósito que tuvo hace 45 años: "Mostrar un aspecto distinto, desconocido, de algo de nuestro pasado", asegura María Sáenz, quien centra su trabajo en encontrar material original y con nuevos enfoques. "Pero siempre sin el recurso del escándalo, eso no nos interesa", explica.

 

Testigo privilegiado del nacimiento y crecimiento de la revista, Felicitas Luna asegura recordar siempre "el esfuerzo que significaba para papá y los editores de cada momento sacar mes a mes la revista, tanto en la época de Onganía, en el Proceso, en la época de la hiperinflación, la crisis del 2001...". Según Felicitas, el historiador decía que la revista era "como una hija menor". "Nosotras somos tres mujeres, y creo que para nosotras la revista fue como una hermana menor", dice para ejemplificar el cariño que siente. 

 

La revista -o, mejor dicho, la idea- nació en las calles de Berna, Suiza, país en el que Luna ocupaba en los años 60 un puesto diplomático. Según Sáenz, Luna volvió a Argentina con la idea de "hacer una revista de historia, argentina y para Argentina" contemplando en los kioscos suizos las revistas europeas dedicadas a la historia, como la francesa "Miroir de l'Histoire", que fue el verdadero modelo que siguió en la Argentina. La segunda mitad de la década de 1960 encontró al historiador en Buenos Aires, frente a varios periodistas importantes a quienes la idea no les convencía. 

 

"Finalmente", narra Sáenz, "en la editorial donde él trabajaba, donde se editaba la revista Folklore, propuso hacer una revista de historia, precisamente en el año 1967, cuando la política estaba congelada, porque estaba la dictadura de Onganía, y el tiempo político había sido suprimido, entre comillas, por decisión presidencial o militar.

 

Entonces, Luna pensó que era un buen momento para que la gente leyera historia, porque la historia, de alguna manera, es la política del pasado, y la historia es la que forma al ciudadano. Entonces, estando congelada la política partidaria y la actividad política, nada mejor que mantener al ciudadano alerta mediante el estudio de su historia".

 

El propósito inicial de la publicación sería un recurso que, a lo largo de las siguientes cuatro décadas, le serviría para sortear las sucesivas crisis, tanto económicas como políticas, y mantenerse alejado de la polémica. "Se hizo la convocatoria a aficionados, a historiadores profesionales de renombre, periodistas de investigación, egresados de la carrera... Y todo ello formó un elenco de unos 1.600 colaboradores", asegura su actual directora, agregando que desde sus inicios la revista mantiene su propósito de contar la historia "de los próceres, pero también de figuras menores, marginales, de locos, de bandidos, y de mujeres...".

 

Durante la última dictadura militar, catalogada como la más dura del siglo XX, TEH "se manejó de forma independiente siempre, dependiendo fundamentalmente de sus lectores que la compraban en los kioscos", afirma María Sáenz. "Tuvo poco poder, poca relación con el poder, y esto en momentos tan difíciles como fue la última Dictadura, la favoreció". Para fines de los años 70, TEH mantenía un perfil política y financieramente independiente, que le permitió incluso publicar historias de partidos políticos y personajes de nuestra historia en años de silencio político. 

 

Felicitas Luna asegura que, mirando hacia atrás, el balance el positivo, aún cuando factores económicos de la actualidad -como por ejemplo, las trabas en la importación de determinados productos- dificultan la publicación. En su opinión, el balance es positivo sobre todo por haber cumplido el propósito de "haber llegado a tantos lectores en Argentina y afuera de Argentina, y más ahora con todas las posibilidades que dan Internet y Facebook". 

 

"Es un mundo que a nosotras nos fascina, y nos llena de orgullo", asegura. "Y es un desafío muy grande porque hay que estar, todos los meses, actualizando material, proponiendo temas y debates nuevos. Pero yo creo que nuestra gran alegría son los lectores, porque la revista se sigue comprando y sigue gustando, sigue siendo aceptada. Y no sólo por los lectores, también por los anunciantes, que apoyan la revista mes a mes, los kiosqueros que piden la revista mes a mes..."

 

María Sáenz afirma lamentar el no haber podido ampliar aún más los horizontes de la revista: "Ha tenido poco alcance", reconoce, "pero al mismo tiempo nos ha preservado de endeudarnos excesivamente, por ejemplo. A mí, me gustaría que la revista fuera mucho más latinoamericana, que convoque gente que escriba sobre estos temas, pero esto me resulta muy difícil. Lo sigo intentando, y quizá en en algún momento lo pueda lograr".

 

(*) Especial para Perfil.com