El ecosistema de Juntos por el Cambio mira cada vez con mayor atención el próximo 13 de abril. Y es que ese día vence el plazo para que el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, defina el formato de la elección porteña. En el menú de opciones está el de desdoblar la elección, lo que está prácticamente descartado.
También deberá resolver el diseño del acto comicial. Larreta sabe que cualquier decisión que tome generará enojos y rispideces o bien con el PRO, o bien con el radicalismo. “Siempre buscamos tomar decisiones en forma acordada”, explican cerca del alcalde, que realizará el anuncio a su regreso de un viaje a Europa.
En el macrismo quieren que la elección a jefe de la Ciudad esté enganchada a la presidencial para que el candidato “único” del PRO goce del arrastre tanto de Larreta como de la titular del partido, Patricia Bullrich.
En la UCR que lleva como postulante a Martín Lousteau (bancado por Emiliano Yacobitti y Daniel Angelici) pretenden una elección “concurrente”. “Mismo día, misma escuela, diferente instrumento”, resumen en el entorno del senador. Se trata de un formato en el que el votante ingresará al cuarto oscuro y se encontrará con una urna para las categorías nacionales (presidente, vice y diputados) y otra urna para las categorías locales (jefe de Gobierno, legisladores y comuneros). El argumento que esgrimen es la “autonomía” porteña. Estas últimas categorías podrían ser elegidas a través del sistema BUE (Boleta Única de Papel), o bien Boleta Única de papel, que es lo que reclama el radicalismo y establece el Código Electoral de CABA. El radicalismo presiona por una elección “concurrente” porque podría beneficiar a Lousteau, quien no iría enganchado de la boleta presidencial de Gerardo Morales. El jujeño se lanzó a mediados del mes pasado a la competencia por Casa Rosada pero no mide en la Ciudad de Buenos Aires.
Otra decisión que deberá tomar Larreta es la del candidato “único” del PRO. El alcalde ya anunció que el partido amarillo irá a las primarias con un solo candidato y en el mundillo de la política porteña dan por descontado que será el ministro de Gobierno, Jorge Macri. A favor del funcionario corre su perfil de gestión (fue el primer intendente PRO en la PBA), pero sobre todo el apoyo explícito de Mauricio Macri y Bullrich.
El expresidente mira con desconfianza los acuerdos que Larreta podría trazar con Morales por la fiscalización a lo largo y ancho del país, a cambio de no obstaculizar la candidatura de un radical a la Jefatura de Gobierno. Algo imperdonable en el PRO a sabiendas de que la Ciudad es el bastión por excelencia desde 2007.
Los otros nombres anotados del PRO en la pelea son el ministro de Salud, Fernán Quirós, y la ministra de Educación, Soledad Acuña, del riñón larretista. Acuña mantuvo un encuentro con Jorge Macri el lunes pasado. El Código electoral permite ir a las PASO sin candidato a vicejefe, y el encuentro desató especulaciones sobre acuerdos y alianzas posprimarias.
Algunas voces del PRO creen que si Larreta elige el camino de la elección concurrente, será más un mensaje dirigido a Macri, que un guiño a los radicales. “Necesita un gesto de autoridad”, resumió una voz del PRO ante PERFIL, para resumir la erosión que ha sufrido Larreta en los últimos meses a manos de Macri y de Bullrich.
Las presiones para el alacalde florecen desde todos los sectores. Mientras en la UCR amenazan con impugnar la candidatura de Jorge Macri por no cumplir con los requisitos, en el bullrichismo dejan trascender una posible fractura del bloque oficialista en la Legislatura porteña.
La importancia de la decisión de Larreta es tal, que muchos del otro lado de la General Paz creen que podría haber un armado bonaerense “en espejo”.
En tanto la CC ARI ya anunció públicamente su apoyo a Quirós y no se define aún públicamente, por el formato de la elección mientras los apoderados analizan la situación.