Cuando mañana regrese de Mar del Plata, donde descansa junto a su novio, el empresario Juan Tonelli, a la senadora Gabriela Michetti le espera el comienzo de una batalla interna contra Horacio Rodríguez Larreta, quien buscará aprovechar la bronca que quedó en la cúpula del PRO por la negativa de la senadora a acompañar a Mauricio Macri en una fórmula presidencial.
Para ello, el jefe de Gabinete porteño, quien se tomó el fin de semana con su mujer en Punta del Este, comenzará a mover el aparato del Gobierno, así como el esquema territorial, para inclinar la balanza en su favor e intentar ganar el voto PRO.
La estrategia se basará en hacer foco en la gestión y trabajar “en la calle”. Hoy los principales referentes barriales, en particular los comuneros, responden a él, en parte también por su rol como ministro coordinador.
Esa masa de militantes –con cuarenta locales en toda la Ciudad– no sólo es importante a la hora de la fiscalización de votos (que con la implementación de la boleta electrónica tiene un rol menor), sino para la campaña en los barrios: timbreos, recorridas, reuniones con vecinos, folletería bajo puerta y mesas con globos. Por este motivo en el michettismo, desde el lunes, piensan en rearmar una estrategia para reencantar a la militancia.
El aparato de comunicación también jugará de su lado. Esto implicará no sólo la presencia en medios, sino también la estrategia de instalación, armado de folletos y relación con empresarios.
“Hay un convencimiento en el Gobierno de que Horacio es el candidato de Mauricio”, confió a este diario uno de los colaboradores más importantes de Macri. Por ello, y para profundizar su perfil de “gestor”, tiene en agenda una serie de inauguraciones hasta el 26 de abril, fecha de las PASO: estaciones de subte –la línea H–, pasos bajo nivel y el Metrobus Norte.
Interna. El gabinete está dividido. Los ministros más poderosos están cerca de Larreta –María Eugenia Vidal, Edgardo Cenzón y Néstor Grindetti, entre otros–, pero Michetti también conservó a un grupo de leales, como Hernán Lombardi (Cultura) y Guillermo Montenegro (Seguridad).
De todas maneras, la tensión generada el jueves por la noche en el hotel Four Seasons, cuando cerca de la una de la mañana Macri terminó habilitando, a regañadientes, a Michetti, fue una decisión que dejó heridos.
Uno de ellos es Nicolás Caputo, el influyente empresario y amigo íntimo del líder del PRO, quien esa noche no sólo se retiró antes de que terminara la reunión, sino que ya les dijo a sus interlocutores que Larreta es su candidato, y el de Macri.
Otro de los que quedó masticando bronca fue el secretario general, Marcos Peña, hombre de confianza del jefe comunal y quien intentó, con encuestas, convencer a Michetti.
Hacía cerca de un mes que casi no hablaba con ella. El diálogo se había cortado porque la senadora lo culpó de presionarla para que desistiera en su pelea por la Ciudad. A Peña, quien diseña la estrategia de comunicación del PRO, le cayó muy mal que trascendiera que ella estaba dispuesta a dejar la política si no la dejaban jugar. En la reunión del Four Seasons no estuvo Jaime Duran Barba, pero tuvo un actor preponderante: el novio de Michetti, quien la defendió en los momentos más tensos.
