Horacio Rodríguez Larreta está en un laberinto del que busca salir con una premisa clave: no abandonar su postura de moderación. Consensuar medidas restrictivas con los gobiernos nacional y provincial pero a su vez hablarle a una porción de su electorado que no acepta nuevos cierres.
Seguir con preocupación la evolución de casos positivos y de ocupación de camas pero embanderarse en la postura de la responsabilidad individual.
Sentarse a hablar con Alberto Fernández luego de que le quitara fondos pero conformarse con reclamarle una mejor distribución de vacunas que contemple el mayor porcentaje de adultos mayores y médicos que viven en la Ciudad.
Convivir en Juntos por el Cambio con un ala dura que sin responsabilidad de gestión critica al Gobierno en cada uno de sus traspiés y sube en las encuestas pero igual sobreactuar la necesidad de la unidad.
Ya sea en la relación con el Gobierno o con sus pares de Juntos por el Cambio, el jefe de Gobierno porteño vive una encrucijada en la que cada decisión está atada a su aspiración presidencial.
En la sede de Uspallata siguen hablando de la moderación y el “romper la grieta” como la receta principal del manual larretista. Sin embargo, ya entendieron la necesidad de dar señales cada vez más fuertes para contener el predominio de los “halcones” en el debate público.
Propios. “Antes la ninguneaban a Patricia (Bullrich), las segundas líneas la ignoraban y ahora se preocupan... y Horacio en la última reunión que tuvimos me la mencionó cinco veces en nuestra conversación”, cuenta un dirigente del PRO. “Dice que no es un problema, y que es bueno que trabaje con los sectores más duros, pero está claro que ahora la tiene en consideración”, añade.
En el entorno de Larreta niegan que vean con preocupación el crecimiento de Bullrich. Y hasta analizan como algo positivo y que podría fortalecer a Juntos por el Cambio la posibilidad de que haya una interna en la Ciudad este año.
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Por lo bajo hay quienes dudan y visualizan otra encrucijada: si hay internas y el sector de Bullrich gana, será un golpe para el liderazgo de Larreta; pero si Bullrich encabeza una lista de unidad y logra un amplio triunfo también se fortalece su aspiración presidencial.
“La moderación sigue rindiendo más”, dice Rodríguez Larreta a su entorno. Enumeran encuestas donde tanto él como María Eugenia Vidal, Martín Lousteau o Roberto Lavagna aparecen como los únicos dirigentes con un balance de imagen positiva superior a la negativa.
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“Fíjense lo que pasó con Alberto Fernández –continúa el mandatario porteño–, medía 80% cuando era moderado y bajó al 30% cuando se radicalizó”.
Cerca de Bullrich, en cambio, prefieren apelar a las encuestas donde la ven a ella subiendo en y a Larreta a la baja. “Horacio viene en declive, más tenue que el de Alberto. De 70 a 50. Y ella, a quien nadie consideraba, está en ascenso”, resumen. Pero igual le escapan al debate presidencial: “Traer la elección de 2023 a 2021 es un grosero error”.
La última encuesta de Synopsis parece darles una cuota de razón a ambos sectores. Bullrich aparece como la de mejor imagen positiva, pero Larreta (y Lavagna) se destaca por tener diferencial positivo.
En el medio, el alcalde tiene que encontrarle la vuelta a su vínculo con Mauricio Macri. “Es lógico que la relación no sea la misma, no tenemos la dinámica diaria que teníamos en la Ciudad. Y por la pandemia estuvimos mucho sin vernos”, razona.
El ex presidente, encima, está trabajando para volver a fortalecer su liderazgo interno. “Quiere tener un armado propio”, señala un dirigente macrista con buen diálogo con todos los sectores. Hoy apenas diez de los 50 diputados del PRO son “de él”.
No solo impulsa a su ex ministra de Seguridad a competir en unas PASO, sino que además ya estuvo llamando a dirigentes de la Provincia, donde Jorge Macri cerró un acuerdo con Bullrich para intentar frenar un eventual desembarco de Diego Santilli (si Vidal decide no ser candidata).
“Yo no dudo que al final del partido va a terminar apoyando a Horacio, pero hoy busca fortalecerse y para eso usa a Patricia”, analiza el mismo dirigente.
Larreta, mientras tanto, se sigue mostrando conciliador y ante cada consulta minimiza la situación. “Yo no quiero ser el líder de nuestro espacio, quiero ser el presidente de la Nación”, le respondió a un grupo de dirigentes.
¿Acuerdo con Máximo Kirchner por el FMI?
Los dotes de equilibrista no solo los ejercita con sus aliados, sino también con el Gobierno. “Para todo lo que tenga que ver con lo sanitario vamos a estar dispuestos a conversar”, explican en la Ciudad. Después de sucesivos desencuentros, el jefe de Gobierno se siente obligado a seguir cultivando el diálogo para evitar que nuevos enfrentamientos redunden en más problemas para la gestión.
La caída en la imagen del Presidente, en sintonía con las flaquezas que viene mostrando su administración, le permiten a la Ciudad jugar a diferenciarse cada vez más.
Las últimas restricciones, son un ejemplo. Con las clases presenciales y la actividad económica fuera del debate, Larreta hacía esta semana un balance positivo de las medidas consensuadas.
Salió a criticar los límites a la circulación, en parte por estar en contra desde lo filosófico, pero también porque cree que es una medida para una segunda etapa, si fuera necesario endurecer más las restricciones.
Ahora se le suma un frente más: Máximo Kirchner planteó que les iba a proponer a los “presidenciables” de la oposición que hagan un apoyo conjunto para la negociación con el FMI.
“Primero que muestren cuál es su propuesta, cómo van a hacer para pagar aunque sea a 20 años”, respondió Larreta cuando le llevaron el tema.
Niegan, cerca suyo, que haya conversaciones en marcha y que en todo caso esas negociaciones deben ser entre los partidos. En ese aspecto, cuentan que la mirada del jefe de Gobierno sobre la cuestión económica muestra su postura más firme: “La economía de acá de 2023 solo puede empeorar”.
Encrucijada
- En los últimos tiempos, en la sede de Uspallata empezaron a prestarle más atención a Patricia Bullrich, que se fortaleció desde el ala más dura.
- Rodríguez Larreta insiste con que la moderación es el camino. Pone como ejemplo que los pocos que tienen mejor imagen positiva que negativa son él, Vidal, Lousteau y Lavagna.
- En su entorno ponen como ejemplo también a Alberto Fernández, de quien dicen que se cayó cuando se “radicalizó”. Rechazan un pacto con Máximo por el FMI por la falta de un plan: “La economía solo puede empeorar”.
GZ/MC