“No podemos conformar a todos”, se había justificado la presidenta Cristina Fernández de Kirchner horas antes, en su primera referencia hacia los cacerolazos que se vivieron semanas atrás en todo el país contra el Gobierno nacional. La explicación, ahora, deberá ser en inglés: las protestas aparecieron en Nueva York, frente al lujoso Mandarin Oriental Hotel, donde se hospeda la mandataria.
Con cánticos y gritos que van desde el Himno nacional hasta el “Cristina miente”, “ladrona” y “corrupta”, unas doscientas personas se concentraron en el Upper West Side, una de las zonas más selectas de la ciudad para expresar su rechazo a la Presidenta.
En un primer momento, la manifestación se realizaría en el Columbus Circle, uno de los principales lugares de interés de Nueva York, mientras la la jefa de Estado dio su discurso en el marco de la 67º Asamblea de la ONU pero, ante el severo operativo de seguridad y el pedido de las autoridades, se trasladaron al Mandarin Oriental.