Alejandro Schoklender (11), participó hoy como alumno de 6º grado en el acto de la Jura por el Día de la Bandera y fue acompañado al salón de actos del colegio de Chacarita por su padre, Sergio, y su madre, Viviana Sala. Los otros padres y docentes se sorprendieron que el mismo que se adueñó del colegio y luego lo dejó a la deriva sin pagar los sueldos reapareciera en persona.
Entre los padres reina el descontento: las autoridades del nuevo "grupo inversor" desaparecieron y los maestros cobraron el 50% del salario de junio. Por eso hoy, en un encuentro cara a cara con los padres, Schoklender dijo que "está preocupado por el colegio" de su hijo y aseguró: "Yo puse 200.000 pesos todos los meses de mi bolsillo, que gané lícitamente, para que siguiera adelante la escuela".
Y luego quiso aclarar: "Ahora no puedo poner plata porque tengo las cuentas embargadas". Sin embargo, no hay ninguna constancia que el dinero partiera del bolsillo de Schoklender, según cuatro altas fuentes del colegio que consultó este portal. No fue la única mentira. Hoy también afirmó: "Yo era amigo del grupo inversor, pero ahora no lo soy más por razones de público conocimiento".
De hecho, Perfil.com reveló que dos prestanombres del ex gestor de las Madres de Plaza compraron las acciones de Instituto Jean Piaget S.A. e Instituto SER SRL y que el instituto fue gestionado por Construyendo el Futuro S.A., una firma del "cajero" de Schoklender, Alejandro Gotkin, que en los papeles figura a nombre de Gerardo Gotkin, su hermano).
Esos nombre y firmas están investigados por la Justicia por los delitos de lavado de dinero, malversación de fondos y enriquecimiento ilícito por los millonarios fondos que el Gobierno le entregó a las Madres por la construcción de viviendas. Schoklender está sospechada de liderar esa asociación ilícita.
Vía crucis. A las 8 de la mañana, Sergio Schoklender y su mujer estacionaron su Peugeot 308 descapotable gris en la Avenida Dorrego, a la vuelta del colegio de la calle Roseti al 50. En la puerta un grupo de padres advirtió su presencia y lo increparon. Él no contestó los agravios e ingresó a la escuela. Luego, en el salón, vio cómo Alejandrito izaba la bandera. Pero todas las miradas apuntaban a él.
Cuando terminó el acto, un padre se le acercó y le preguntó por los verdaderos dueños y por el incierto futuro de la escuela en la que estudian 400 alumnos. Una madre hasta le pidió ayuda por considerarlo parte del problema. "Vine a dar una mano, soy un padre más, no tengo nada que ver con los inversores", insistió. Los padres no le creyeron.
Pese a que esta mañana algunos medios hablaron de golpes de puño, Perfil.com pudo saber que el único altercado dentro de la escuela se produjo cuando una periodista radial ingresó al colegio, se infiltró en la conversación y transmitió en vivo por un teléfono celular parte de la charla. Schoklender se dio cuenta y se fue rápidamente del lugar. Los padres echaron a la cronista del colegio a los empujones.
(*) de la redacción de Perfil.com.