La competencia entre los cuatro frentes en los que se dividen el mundo sindical y las organizaciones sociales más representativas agravará en los próximos meses la conflictividad social. Todos los antecedentes recientes muestran que, en un contexto de restricciones económicas –y decrecientes índices de popularidad del partido gobernante– la pelea será por ver quién lidera las protestas antes de definir quién logra más concesiones para garantizar la paz social.
La dispersión y la competencia entre los sectores en los que se divide la representación sindical son factores que han venido extremando las posturas y augura meses de mayor tensión social. Durante la era kirchnerista, la división de las centrales obreras fue parte de una estrategia para contener la conflictividad y penetrar las principales organizaciones. Sin embargo, hay un dato que muestra con claridad que las peleas sindicales suelen redundar en mayor conflictividad antes que en una contención más efectiva.
Durante el gobierno de Néstor Kirchner y el primer mandato de Cristina hubo un solo paro general (por la muerte del docente Carlos Fuentealba). Durante ese período primó la unidad tanto en la CGT como en la CTA. El cisma posterior permitió una alianza entre los opositores de los dos sectores, conocido como la Unidad en la Acción. En el segundo mandato de Cristina se realizaron cinco paros. Uno más de los que se han dado durante el mandato de Mauricio Macri.
El panorama para Cambiemos es aún más complicado, porque en este caso no hay ninguna central oficialista. Todos compiten por ver quién es el más opositor. Por eso el paro de junio y el que se dará esta semana lograron niveles de adhesión que no se repetían desde la presidencia de Fernando de la Rúa.
A la competencia entre frentes se suma otro factor que amenaza con avivar aún más la conflictividad. Hay un creciente desafío interno a las conducciones que han protagonizado acuerdos con el Ejecutivo. Un caso fue el de Smata, donde la conducción de Ricardo Pignanelli fue desafiada por el diputado Oscar Romero. Antes de este conflicto, el titular del Smata era uno de los principales aliados gremiales del macrismo y hoy está liderando el frente más opositor de la CGT. Armando Cavalieri
(Comercio) y Roberto Fernández (UTA) también enfrentan amenazas opositoras en sus propias filas.