Los dirigentes de la CGT quedaron lejos de las listas electorales y no estarán en los primeros planos de la campaña. Sin embargo, esto no significa que haya un desinterés gremial por los resultados que dejarán la elección legislativa de octubre. Por el contrario, el escenario poselectoral ya ocupa la mayoría de sus conversaciones.
Uno de los temas que más preocupan a los dirigentes es el proyecto de reforma laboral que prepara el Gobierno tras las elecciones. La reacción frente a esta iniciativa definirá también los delicados equilibrios internos en una central donde conviven gremios afines al Gobierno y fuertemente opositores.
Frente a las declaraciones de funcionarios sobre una inminente reforma laboral, hay un creciente número de secretarios generales que quieren marcar la cancha. A pesar de que reconocen necesidades de actualizar acuerdos colectivos, temen que se quiera imitar el modelo que el presidente de Brasil, Michel Temer, logró aprobar en tiempo récord y que comenzará a ser aplicado dentro de cuatro meses.
El tema ya motivó un durísimo comunicado de la CGT difundido ayer, donde “repudiaron” la presencia del presidente de Brasil en el país (asistió a la cumbre del Mercosur en Mendoza) y apuntaron también contra “la derecha de la Argentina hoy en el poder” porque busca, advierten, “hacer retroceder las condiciones laborales a lo que eran hace cien años”.
Sobre los cambios en Brasil, que el Gobierno toma como ejemplo pero no como modelo, repudiaron la introducción de la figura de una negociación individual entre empleador y empleado, al advertir que “la negociación entre el trabajador y el patrono, sin presencia del sindicato, facilitará la imposición de condiciones por debajo del acuerdo colectivo, cuando éste exista”. Los triunviros Héctor Daer y Juan Carlos Schmid lideran los esfuerzos para activar un “ataque preventivo” de la CGT ante la posible reforma laboral. Ambos participaron de la redacción del comunicado.
Puentes con disidentes. En el caso de Daer, también lidera los esfuerzos para tender puentes con la Corriente Federal, un grupo de gremios que quedaron fuera de la conducción y promueven medidas de acción más fuertes contra el Gobierno. Integrantes de la Corriente se sumaron a las filas de Unión Ciudadana, la marca electoral del kirchnerismo, y tienen un diálogo fluido con la ex presidenta Cristina Kirchner. Algunos dirigentes creen que el escenario poselectoral demandará que la CGT amplíe su base de apoyo, si quiere resistir la reforma electoral.
Desde la Corriente Federal, que lidera el bancario Sergio Palazzo, confirmaron un diálogo “permanente” con la CGT (que aún integran a pesar de su oposición al triunvirato). También indicaron que la demanda del sector es que se convoque al Comité Central Confederal para definir de forma urgente un Plan de Lucha. El lunes, representantes de la corriente habían estado reunidos también con Omar Plaini, líder de Canillitas e integrante de la conducción de la CGT, para expresar su solidaridad por la intervención de su gremio.