Desesperanzado estaba Iván Heyn en sus últimos días. El creía en la política, en el proyecto fervientemente, creía de verdad de manera idealista algo que otros asumían de forma más prágmatica.
"Las traiciones y los dobles discursos tomaron para él enormes dimensiones, que estaban alejadas de la realidad", confiaron a PERFIL amigos y conocidos del funcionario que lo escucharon protestar en sus últimas horas contra algunos compañeros suyos de La Cámpora y contra funcionarios del Gobierno.
Sus amigos tienen la firme convicción de que Iván se mató porque distorsionó la realidad. Creyó que estaba en una situación más grave de la que en verdad se encontraba. La bronca había modificado su conducta. Algunos le sugirieron, entonces, que hiciera terapia, pocos días antes del suceso trágico.
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