Esta vez, el contexto será el que se lleve la mayor atención. Aunque el texto deberá dejar definiciones importantes sobre el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y la guerra desatada por Rusia obligará a remarcar la postura argentina, las miradas estarán centradas en la gestualidad que deje el reencuentro del Presidente y la vicepresidenta. El próximo martes, y después de ochenta días, Alberto Fernández y Cristina Kirchner volverán a mostrarse juntos en medio de fuertes tironeos internos por la negociación de la deuda.
El debate en el Congreso del acuerdo con el FMI, las críticas que esto generó en el propio oficialismo, la renuncia de Máximo Kirchner y la incógnita sobre la postura que adoptará el kirchnerismo al momento de su votación hacen que el reencuentro de la fórmula presidencial que llegó al poder en diciembre de 2019 acapare todo el interés. La última vez que se mostraron juntos fue el 10 de diciembre, pero en el verano las diferencias entre ellos aumentaron.
En silencio, Cristina Kirchner dio gestos de no pretender escalar el conflicto generado con la renuncia de su hijo Máximo como conductor del bloque del Frente de Todos. Incluso, desde el Congreso aseguran que el proyecto que presente el Ejecutivo será aprobado tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado. Pero su reaparición en público y sus movimientos concentrarán toda la atención.
Su saludo, los diálogos antes de ingresar, miradas y, sobre todo, los gestos de la vicepresidenta al escuchar a Fernández en su discurso inaugural del año legislativo serán importantes para entender hacia dónde se encamina la alianza en los próximos dos años de gobierno.
Las puertitas del Sr. Fernández
Las comunicaciones que tuvieron en los últimos meses fueron telefónicas y el propio Fernández espera ver con qué se encuentra este martes cuando llegue al Congreso. El Presidente trabaja en su discurso desde hace varias semanas. Recibe sugerencias del titular del programa Argentina Futura, Alejandro Grimson, y del asesor catalán, Antoni Gutiérrez-Rubí, que llegó en el segundo tramo de la campaña electoral y parece dispuesto a quedarse asesorando a los tres sectores de la alianza. El consultor consigue lo que no consiguen muchos peronistas: lo escuchan el Presidente, la vicepresidenta y el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa.
El borrador lo tiene solo el Presidente, quien espera darle el último retoque entre domingo y lunes. El eje de su discurso será el de la recuperación económica. Tiene para mostrar un 10,3% de crecimiento en la actividad respecto de 2020, el peor año de la pandemia de coronavirus.
Por primera vez, Alberto y Cristina se mostrarán juntos tras el acuerdo con el FMI
El discurso tendrá la tradicional enumeración de datos y estadísticas del año que pasó pero se esperan, sobre todo, los detalles del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Con Cristina Kirchner a su izquierda y Sergio Massa a su derecha, Fernández tiene la tarea de dejar conforme a un recinto en el que también se espera que esté Máximo Kirchner. “Nunca esperen de mí que firme algo que arruine la vida del pueblo argentino, nunca, nunca”, había dicho el Presidente el año pasado. CFK rescató esa frase y se la recuerda cada vez que puede. Fernández volverá a repetir que primero está el pueblo.
El contexto internacional lo obligará a pronunciarse sobre el ataque de Rusia a Ucrania. “Son momentos muy difíciles para la humanidad”, repite desde el jueves. Esperará las novedades que lleguen en las próximas horas desde Europa para terminar de definir su discurso. También se espera que apunte a la Justicia, y sobre este sector podría llegar el anuncio de un nuevo proyecto. Además, hablará del cambio climático y los incendios en Corrientes. También de educación.
Fernández inaugurará el martes la segunda etapa de su gobierno. En la calle, el albertismo estará apoyándolo. Movimientos sociales y sectores del sindicalismo llegarán al Congreso para marcar que el Presidente tiene la posibilidad de reelección en 2023. Serán los mismos que marcharon el 17 de noviembre cuando Fernández se envalentonó pensando en la próxima pelea electoral. Esta vez, La Cámpora no se quedará en el ingreso de la plaza. Ni siquiera participará.