El gran interrogante es cómo sobrevivirá el kirchnerismo, una fuerza política que se cansó de ganar elecciones -aunque perdió tres- y que se inició en 2003 con el 22 % de los votos. Alcanzó el pico máximo con la reelección de Cristina Kirchner y el 54 % de los votos. En principio, Cristina depositó la continuidad del modelo político en La Cámpora. Logró que en las elecciones fueran consagrados más de 26 diputados nacionales y 10 senadores nacionales, además de legisladores provinciales y un puñado de intendentes. En ellos, confía CFK, estará el apoyo incondicional al kirchnerismo. Sobrevivirán en principio desde lo institucional, pero desde lo político les costará y mucho. Apostaban todo a una victoria de Aníbal Fernández y cargos en la provincia de Buenos Aires.
Los jefes comunales del PJ les reprochan que se borraron de la campaña tanto en la primera vuelta como en la segunda, con el objetivo de debilitar a Daniel Scioli. Uno de ellos anticipó a PERFIL que pedirá convocar a un plenario para solicitar la renuncia de los camporistas con cargos.
Máximo Kirchner será la cara visible del bloque camporista en Diputados. Estará al menos cuatro veces a la semana en Buenos Aires. Aspirará a levantar el perfil. En su entorno dicen que pretende, en cuatro años, suceder a su tía, Alicia Kirchner, en la gobernación de Santa Cruz.