POLITICA

Los juegos latinos de Timerman

Por Andy Jud (*) El canciller participó de una jornada de la OEA.

El canciller Héctor Timerman.
| DyN

Se sabe que el canciller Héctor Timerman pasó ayer una jornada larguísima en la OEA donde se discutía el sistema integrado de Derechos Humanos, que con la CIDH como brazo ejecutor, es la organización que desde el organismo de las Américas tiene la función de analizar las denuncias continentales cuando los casos no prosperan en las cortes de los respectivos países.

Ecuador y Venezuela amenazaban con retirarse de la misma. Hace dos años que vienen planteando que la CIDH solamente los denuncia a ellos, y que opera bajo “el ala de los medios de comunicación corporativos” que sólo quieren destruir a los gobiernos populistas bolivarianos. También querían ya mismo sacar a la CIDH de la atmósfera de Washington.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

El tema luego de meses y meses de discusión llegó a una sesión especial en la OEA. Allí, casi al quiebre y la amenaza de la salida de los países del ALBA del sistema, el canciller tuvo que mostrar que finalmente es un “componedor” y que el rol que juega la Argentina es justamente ese.

La tensión fue enorme durante toda la jornada. Estados Unidos y Canadá no aceptaban las posturas bolivarianas. Otros países como Brasil y Uruguay, sumado Chile, México y Colombia, pedían a las partes negociar. Durante horas hubo todo tipo de acusaciones, siendo el canciller ecuatoriano Patiño el eje de la protesta denunciando medios, conspiraciones y maniobras “imperialistas” contra su país. Se sumaba a sus encendidos discursos el astuto venezolano Roy Chaderton, embajador permanente en la OEA.

Casi al filo de la medianoche, y luego de varios proyectos rechazados –incluyendo uno nuevo de Honduras-, la Argentina basándose en el material presente y en largas horas de discusión intentó apaciguar los ánimos. El proyecto hondureño tenía algunas bases de aprobación. Entonces Timerman y su equipo –que corría por los pasillos de la OEA y traía papeles al canciller-, empezó un trabajo fino de convencer a los dislocados bolivarianos, intentando acercarlos a una posición de consenso.

Timerman, que se había reunido con Estados Unidos el día anterior, parecía tener en claro una misión: Evitar que la OEA explote. Y así lo hizo. Rechazó la movida de la CIDH a Buenos Aires y habló de otros proyectos posibles de la comisión, pidió ayuda financiera y dijo que la Comisión es clave para salvaguardar a los ciudadanos.

"Les pido que logremos un consenso", gritaba Timerman. Al final, luego de idas y venidas los países bolivarianos decidieron seguir una propuesta del argentino en la cual los puntos de protesta bolivarianos serán considerados en futuras sesiones. Nada cambió inmediatamente y la OEA no se fracturó. Timerman hizo del estilo negociador argentino y de sus raíces bíblicas, un arte. Ahora va a tener que mantenerse firme porque vendrán futuros tironeos y la Argentina casi quedó como garante del sistema.

(*) Especial para Perfil.com