POLITICA
Ao electoral y disporsiones del gasto pblico

Los virtuales ministros de Carrió y Lavagna objetan clientelismo K

Javier González Fraga, por el ex ministro, y Rubén Lo Vuolo, por el ARI, se enfrentaron en un debate organizado por PERFIL, en el que se refirieron a los principales temas que hoy dominan la agenda económica. La intervención del INDEC, el control de la inflación, los cambios previsionales y las negociaciones salariales son algunas de las cuestiones que se plasmaron en la mesa de discusión. Los economistas tuvieron más coincidencias que discrepancias. El gran punto de desacuerdo fueron los motivos de la actual bonanza económica: uno lo explicó con el modelo aplicado por Lavagna y el otro, con el ajuste de 2001.

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OPUESTOS? Gonzlez Fraga y Lo Vuolo fueron reunidos para debatir sobre economa. | Cedoc

Los referentes económicos de los candidatos a presidente Roberto Lavagna y Elisa Carrió cuestionaron duramente la reciente invervención del INDEC, alertaron sobre una “ crisis institucional” y se mostraron preocupados por el destino que tendrá el gasto público en un año electoral.

Reunidos por PERFIL, Javier González Fraga, del equipo del ex ministro de Economía, y Rubén Lo Vuolo, del ARI, debatieron sobre los principales temas que dominan la agenda económica y, curiosamente, las críticas a la gestión K los encontró con más coincidencias que discrepancias.

—¿Qué análisis pueden hacer de lo ocurrido en el INDEC?
GONZALEZ FRAGA: El Gobierno toqueteó una institución que fue un ejemplo de independencia y capacidad técnica, pese a las presiones de muchos ministros. Fue un papelón que va a tener costo internacional.
LO VUOLO: A la gravedad institucional de lo que sucedió, agregaría que es muy serio el modo en que se desjerarquizó la función pública. Además, lo que ocurrió marca una gran similitud con lo que pasaba en los 90 respecto de cómo se mira la economía, a través de índices, números, sin una visión integral. El bienestar de la gente no se compone de un índice sino de un conjunto de factores.

—¿El Gobierno tendrá algún costo por esta intervención?
GF: Creo que esto refleja una cultura de falta de respeto por las instituciones. Y no es sólo producto de las autoridades, sino de la sociedad que avala esta apropiación de las instituciones. Es por eso que tengo mucho escepticismo con respecto a las reacciones de la sociedad. No pasará gratis, pero no generará un escándalo de corto plazo. Sin embargo, cuando este gesto patoteril se acumule, el Gobierno va a perder toda la popularidad y vamos a entrar en una crisis institucional de golpe.
LV: El Gobierno construye la realidad a gusto y piacere, a partir de la manipulación de los distintos organismos a través de los cuales la gente crea su realidad. La sociedad no termina de comprender que si eso implosiona, termina pagando las consecuencias, como ocurrió en 2001.

—¿Cuál es su receta para controlar el alza de precios?
GF: Con una mezcla de herramientas ortodoxas y heterodoxas, como la conciliación de objetivos sector por sector, una política prudente en lo monetario y solvencia fiscal.
LV: Uno está de acuerdo con que los precios se tienen que regular, pero de un modo institucional, concertado, y no en función de los humores de un funcionario o de un acuerdo con los grupos más concentrados.

—¿Cuáles son los aciertos y desaciertos económicos de la gestión K?
GF: El gran acierto fue mantener a Lavagna como ministro. Eso consolidó un modelo económico que planchó la volatilidad de años anteriores: tipo de cambio más bien elevado, tasas de interés bajas y ortodoxia fiscal. El principal desvío es la inflación y una política que alentó el consumo de las clases medias y altas.
LV: Tengo un modo de ver despersonalizado de lo que le sucede hoy a la economía. Además del escenario internacional, la actual robustez económica se debe al brutal ajuste que sufrió la sociedad en 2001/2002. Disiento con la política económica estructural; por ejemplo, con el lugar que se le da a la política social, que no son políticas, son programas de corta existencia, manipulados con clientelismo. No hay reformas importantes en materia de salud, educación, previsión social; hay un vacío total.

—¿Hay riesgos de que crezca el gasto por las elecciones?
GF: Es probable que se mantenga la tendencia de crecimiento en términos reales del gasto público. Pero no soy de los fanáticos de bajar el gasto. Me preocupa la estructura del gasto, la ineficiencia en solucionar la pobreza, el clientelismo de este gasto.
LV: Coincido, no me preocupa el aumento del gasto; incluso, debería aumentar en muchas áreas. Me preocupa la estructura del gasto. Acá hay una reproducción de una lógica personalizada. No se hace política sin poder de distribución.

—¿Creen que debe existir un tope salarial para 2007?
GF: No. Creo en la libertad sindical y sostengo que hay que exponer a las empresas a la negociación. El Gobierno, por su parte, debería hacer un esfuerzo para conciliar expectativas en términos de PBI e inflación. Si los empresarios reciben buena información, saben negociar con los sindicatos.
LV: No es favorable que existan topes; las negociaciones salariales tienen que ser libres. Lo que me preocupa es agotar el problema del ingreso de trabajadores a estas negociaciones. La gente que tiene posibilidades de entrar en estos acuerdos es muy poca.

—¿Qué opinan de los recientes cambios previsionales? ¿Cuál es su propuesta?
GF: Se insiste en el error de los 90 de hacer cambios de rumbo, cuando es un tema que requiere muchos años. Dos cuestiones deberían comandar la reforma: evitar la exclusión y resguardar los fondos de eventuales desvíos.
LV: El reciente cambio está dentro de la lógica del sistema de los 90. A Reparto se van a pasar los más pobres y las AFJP tendrán los mejores clientes. Nuestra propuesta es ir a un sistema público único.

De tal palo, tal astilla

¿Por qué una persona debería votar a Lavagna o a Carrió en octubre?, preguntó PERFIL. La primera reacción de los virtuales ministros de Economía de los candidatos fue un intento por evadir la respuesta, pero inmediatamente se hicieron cargo y aprovecharon la oportunidad para defender a sus padrinos políticos.

Tengo muy claro por qué trabajo con Elisa Carrió. Es un compromiso muy fuerte, creo en su impronta republicana e igualitaria, en su defensa de las instituciones y en su capacidad para aunar distintos sectores con el objetivo de hacer una gestión eficiente”, destacó Rubén Lo Vuolo. El economista del ARI también recalcó que le gusta “ el modo en que Carrió se enfrenta, dentro de las reglas que le plantea el sistema democrático, con el poder”.

Javier González Fraga destacó las virtudes de Carrió mencionadas por su colega, aunque reconoció que adhiere a Lavagna porque “es una alternativa más factible, superadora y con una mayor capacidad de gestión”. “ La Argentina necesita saber negociar y enfrentar al poder, además de la denuncia”, agregó.

Lo Vuolo rescató de Lavagna el haber “ aguantado”, durante su gestión como ministro, las presiones de la ortodoxia, aunque criticó algunas políticas como, por ejemplo, los subsidios recibidos por varias de las grandes empresas”.